Cayo Canas Island

Por Luis Tornés Aguililla. 1 de abril de 2011.


Ese viaje fugaz del presidente Carter a Cuba parece haber tenido como principal objetivo empezar a crear un contexto favorable para canjear a los cinco oficiales cubanos de inteligencia, actualmente presos en Estados Unidos, por el ciudadano U.S Alan Gross, condenado en Cuba a muchos años de cárcel por su desmedida imprudencia.

Hemos visto que Raúl Castro hasta permitió que el presidente Carter se reuniera en La Habana con algunos opositores al régimen, lo cual, no por insólito debe ser considerado un gesto político fundamental en torno al futuro de la isla porque los jefes del manicomio cubano, sencilla y llanamente, no quieren soltar la estaca con la que, políticamente, se les podría de caer a palos y, esa cara del castrismo, no creo que los consejeros del presidente Carter la haya explorado a fondo.

Ahorcado Saddam, en salmuera Gaddafi y la vejez mediante, Raúl Castro no está para ilusiones ni fantasías en un país donde sus esfuerzos por lidiar con una población sociológicamente atomizada se estrellan sistemáticamente ante la realidad expresada hace unos pocos días por el político español Carlos Solchaga : « Cuba se ha convertido en un caso perdido.. ».

Los expéditos fusiladores que gobiernan en Cuba (recordemos aquí a los tres negros cubanos que Fidel fusiló en 2003 por crueldad y capricho neroniano) van como lobos, entre aullidos y pezuñas, tratando de ahorrase a todo precio, un estado de beligerancia civil en Cuba porque saben perfectamente que los Estados Unidos no podrían, si tal fuere el caso, quedarse con los brazos cruzados, de modo que nuestros generalazos hilan fino, con un único y último fin : morir en sus camas.

El presidente Carter ya regresó a su país y… aquí paz y en el cielo gloria.