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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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martes, 4 de diciembre de 2007
EL DOMINGO QUE CONMOVIÓ AL MUNDO
El pasado domingo, el NO del pueblo venezolano resonó como una clarinada de libertad para toda América Latina y el mundo.
El STOP a las payasadas extravagantes del aspirante a dictador comunista, fue como un ¡Cállate la boca! de Venezuela, a los desvaríos marxistas del golpista rojo.
Las consecuencias del ¡No! Venezolano, no se van a quedar en la geografía del país. Se van a extender a toda América. Los seguidores del bufón stalinista en Bolivia, Argentina, Nicaragua y Ecuador, tendrán que pensar dos veces sobre sus planes antidemocráticos para acabar con la pobreza y la miseria de nuestro continente. Y no menciono a Cuba, porque, los estruendos de ese desastre, serán los peores que pueden imaginar los sabuesos del fantasmágorico tirano.
Es simple: ese nunca será el camino de las transformaciones necesarias para los pueblos de América Latina.
Aunque no se ha mencionado, el mayor derrotado de ese ¡NO!, no es Chávez. Es el cagalitroso y desvalido dictador de Cuba, Fidel Castro. Se ha quedado huerfano: le han pulverizado sus sueños imperiales de presidir – a sus 81 años y casi muerto – la Unión de Repúblicas Socialistas de América (URSA) y enfrentarlas a los Estados Unidos y las otras democracias del sur de América.
Si en 1959 hubiéramos tenido una juventud tan consciente y democrática como la venezolana, Fidel Castro hubiera sido un merengue en la puerta de un colegio de niños. Pero era otra época, en que la ingenuidad y la esperanza de cambiar las reglas del juego, aún tenían como norte las utopías de Marx.
Después del catástrofico desplome de la URSS y sus satélites y, la abrumadora derrota del comunismo castrista, la lección ha sido aprendida. Ningun pueblo se atreverá a desafiar la historia, porque sólo los ignorantes repiten la historia como tragedia.
La izquierda democrática latinoamericana tiene que analizar sus propuestas. Hay que descartar de manera absoluta al castrismo y al chavismo como alternativas valederas para la reconstrucción de nuestras sociedades.
Creo que siguen siendo valederos nuestros propósitos de eliminar la pobreza, el analfabetismo, la extrema desigualdad, la discriminación racial y de la mujer. Trabajar por la cultura y el deporte, la educación y la salud como derechos sagrados del ser humano y el bienestar de cada ciudadano. Pero estas propuestas jamás podrán conseguirse sobre la base de la violación masiva, institucionalizada y sistemática de los derechos civiles, políticos sociales y humanos de nuestras sociedades.
El ¡No! de Venezuela es el último desastre del marxismo como teoría y práctica totalitaria en América Latina. Los comunistas nostálgicos seguirán en sus desvaríos utópicos y, los aspirantes a dictadores, tratarán – como Chávez ha anunciado – de buscar las vías para encadenar a nuestros pueblos. Debemos estar alertas y continuar buscando los mejores caminos para lograr nuestros propósitos en democracia y libertad.
Sé que la democracia y la economía de mercado, al estilo de Estados Unidos, no pueden ser nuestro modelo, porque la extrema riqueza y la extrema pobreza, jamás lo serán. Sin embargo, sólo la democracia y la economía de mercado pueden ser los fundamentos para la busqueda de nuevos caminos, que permitan la eliminación de los extremos, y garantizar nuevas sociedades, donde el bienestar general y la solidaridad social, sean la clave de nuestro destino común.
Desde estas líneas, les doy un caluroso abrazo a todos los venezolanos. Han dado una lección inolvidable para el futuro de nuestros hijos.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
El STOP a las payasadas extravagantes del aspirante a dictador comunista, fue como un ¡Cállate la boca! de Venezuela, a los desvaríos marxistas del golpista rojo.
Las consecuencias del ¡No! Venezolano, no se van a quedar en la geografía del país. Se van a extender a toda América. Los seguidores del bufón stalinista en Bolivia, Argentina, Nicaragua y Ecuador, tendrán que pensar dos veces sobre sus planes antidemocráticos para acabar con la pobreza y la miseria de nuestro continente. Y no menciono a Cuba, porque, los estruendos de ese desastre, serán los peores que pueden imaginar los sabuesos del fantasmágorico tirano.
Es simple: ese nunca será el camino de las transformaciones necesarias para los pueblos de América Latina.
Aunque no se ha mencionado, el mayor derrotado de ese ¡NO!, no es Chávez. Es el cagalitroso y desvalido dictador de Cuba, Fidel Castro. Se ha quedado huerfano: le han pulverizado sus sueños imperiales de presidir – a sus 81 años y casi muerto – la Unión de Repúblicas Socialistas de América (URSA) y enfrentarlas a los Estados Unidos y las otras democracias del sur de América.
Si en 1959 hubiéramos tenido una juventud tan consciente y democrática como la venezolana, Fidel Castro hubiera sido un merengue en la puerta de un colegio de niños. Pero era otra época, en que la ingenuidad y la esperanza de cambiar las reglas del juego, aún tenían como norte las utopías de Marx.
Después del catástrofico desplome de la URSS y sus satélites y, la abrumadora derrota del comunismo castrista, la lección ha sido aprendida. Ningun pueblo se atreverá a desafiar la historia, porque sólo los ignorantes repiten la historia como tragedia.
La izquierda democrática latinoamericana tiene que analizar sus propuestas. Hay que descartar de manera absoluta al castrismo y al chavismo como alternativas valederas para la reconstrucción de nuestras sociedades.
Creo que siguen siendo valederos nuestros propósitos de eliminar la pobreza, el analfabetismo, la extrema desigualdad, la discriminación racial y de la mujer. Trabajar por la cultura y el deporte, la educación y la salud como derechos sagrados del ser humano y el bienestar de cada ciudadano. Pero estas propuestas jamás podrán conseguirse sobre la base de la violación masiva, institucionalizada y sistemática de los derechos civiles, políticos sociales y humanos de nuestras sociedades.
El ¡No! de Venezuela es el último desastre del marxismo como teoría y práctica totalitaria en América Latina. Los comunistas nostálgicos seguirán en sus desvaríos utópicos y, los aspirantes a dictadores, tratarán – como Chávez ha anunciado – de buscar las vías para encadenar a nuestros pueblos. Debemos estar alertas y continuar buscando los mejores caminos para lograr nuestros propósitos en democracia y libertad.
Sé que la democracia y la economía de mercado, al estilo de Estados Unidos, no pueden ser nuestro modelo, porque la extrema riqueza y la extrema pobreza, jamás lo serán. Sin embargo, sólo la democracia y la economía de mercado pueden ser los fundamentos para la busqueda de nuevos caminos, que permitan la eliminación de los extremos, y garantizar nuevas sociedades, donde el bienestar general y la solidaridad social, sean la clave de nuestro destino común.
Desde estas líneas, les doy un caluroso abrazo a todos los venezolanos. Han dado una lección inolvidable para el futuro de nuestros hijos.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
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