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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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sábado, 21 de abril de 2007
LOS NEGROS: ¿SE EQUIVOCÓ EL COMANDANTE?
"Tengo , vamos a ver,/ que siendo un negro/ nadie me puede detener/ a la puerta de un dancing o de un bar./ o bien en la carpeta de un hotel/ gritarme que no hay pieza (...)". Nicolás Guillén
No voy a bordar este asunto desde el punto de vista político. Es demasiado serio, demasiado complejo y tan sumamente importante para la nación cubana, que se necesitan las herramientas de la sociología, la antropología, etnografía, la historia, las estadísticas y otros métodos científicos, para comprenderlo, y buscarle soluciones apremiantes y definitivas. Trataré de acercarme al tema, en varios artículos.
La Premio nobel sudafricana Nadime Gordimer, el ex Presidente de ese país, Nelson Mandela, el actor norteamericano Danny Glover, el Pastor Lucius Walker y otras luminarias negras del jet set internacional apoyan al dictador cubano, y visitan a menudo la isla.
No se cansan de loar al vetusto dictadorzuelo antillano. Desde luego, los que le atienden en la Nomenklatura, no le hablan de los Mandelas cubanos. No conocen a Pelletier, Vladimiro Roca, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), Dr. Oscar E. Bisset, Guillermo Fariñas y otros cientos. No saben que en las inmundas pocilgas de las ergástulas cubanas, se pudren de enfermedades miles de Maceos y que, cada día, el movimiento disidente cubano crece con cientos de jóvenes negros.
En sus lujosas visitas a Cuba, no se dan cuenta que la Policía de La Habana – y en todo el país – sólo detienen, registran y le piden identificación, a los jóvenes negros
Tampoco se les ocurre preguntarse por qué el 90% de los “privilegiados huespedes” de las cárceles cubanas, son negros.
No tienen idea, ni se preguntan, porqué el profundo problema racial en Cuba, fue dejado fuera de la agenda del Gobierno durante los últimos 48 años y, sólo en los últimos dos años, se han emprendido estudios serios sobre un tema tan complejo y tan importante para la nación cubana, una nación orgullosamente mestiza.
¿Conoce el Sr. Danny Glover a Celia Cruz? ¿Conoce lo que le pasó cuando se murieron sus padres en Cuba y F. Castro, su adorado líder, le prohibió entrar en el país, para decirle el último adios a sus seres amados ?
Pero, no son sólo estas celebridades las que callan. Los novísimos instrumentos de los comunistas y la izquierda internacional, las ONG, han callado durante todo este tiempo, los depravados abusos contra la población negra y mestiza cubanas.
¿Será que el racismo de la “izquierda” es un racismo Bienvenido?
Hagamos un poco de historia.
El racismo contra los negros en Cuba proviene de su condición de esclavos. La esclavitud fue la base económica, sociopsicológica e ideológica para la marginalización de la población negra en Cuba y América.
El campanazo de La Demajagua en 1868, la libertad de los esclavos y su casi masiva incorporación al Ejercito Libertador en su lucha contra España, no bastó para eliminar las degradantes prácticas racistas de la sociedad cubana de la colonia. Tampoco lo fueron las fogosas predicas de José Martí, quien dijo que “Cubano es más que blanco y más que negro”
La existencia de más de 14 generales negros, dentro de ellos la emblemática figura de Antonio Maceo y su familia, tampoco terminó esas manifestaciones.
Pero, algo se estaba moviendo desde 1790. Entre esta fecha y 1880 se estaba produciendo un extraordinario proceso de fusión del alma cubana: el mestizaje cultural, una imparable eclosión de la más profunda naturaleza del ser cubano, que tendría sus tempranas manifestaciones, en la música de Manuel Corona, Sindo Garay, los Matamoros y otros ejemplares de la Trova clásica de la isla.
A ese raigal fenómeno de la nación cubana, su más célebre sabio, Fernando Ortiz, le dio el nombre de tranculturación. El autor del “Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar” señalaba lo siguiente:
“Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación.” (Ortiz, 1978:96).
En 1898, la intervención armada de EE:UU y la firma del Tratado de París, desvirtuaron y segaron los causes de una verdadera integración nacional. Las tierras y propiedades de los cubanos incorporados al Ejército Mambí, que se habían repartido a los españoles, no fueron devueltas y los empresarios norteamericanos, ni cortos ni perezosos, se adueñaron de miles de caballerías de las mejores tierras e invirtieron en todos los sectores de la economía nacional. Resultado del saqueo: los verdaderos ganadores de la larga guerra del pueblo de Cuba contra España, fueron… los españoles y los pieles rojas del Norte.
La mayoría de los generales mambises y la totalidad de los negros combatientes, se quedaron fuera del reparto. Ese es el genuino y verdadero fundamento, del racismo que vendría en plena época republicana, una verdadera afrenta contra la dignidad de todo el pueblo de Cuba.
Según Dominga González Suárez “en 1899 existían un total de 14,339 fincas cuyos propietarios eran personas de color. Estas fincas abarcaban 2,935,07 caballerías. El tamaño promedio de las fincas era de 0,2 caballerías, correspondiéndole a cada habitante de color de las zonas rurales 0,008 caballerías.
Mientras, había un total de 43,635 fincas de propietarios blancos, con un área total de 23,007,47 caballerías. El tamaño de las fincas era de 0,53 caballerías, lo que representaba más del doble que el de los de color. A cada habitante blanco de las zonas rurales les correspondía 0,031 caballerías, que es cuatro veces más que lo correspondiente a los de color” ( La discriminación racial en el campo cubano. Universidad de Granada. España. 2004)
Las procupaciones del Gobierno cubano – sobre todo a partir del alzamiento de los negros en 1912 - aceleró la inmigración de españoles y otras personas blancas, para “blanquear” a Cuba, pues para 1899, el 32,1 de la población era negra.
La introducción de decenas de miles de braceros antillanos – Haití, Jamaica, Curazao y otras islas – para trabajar en las cosechas azucareras y otros trabajos agrícolas, incrementó el número de precaristas y aparceros y redujo la tasa de propiedad correspondiente a los negros en el campo cubano. Creció la marginalidad y la discriminación racial contra los negros. Ningún otro grupo racial en Cuba, enfrentó tal discriminación.
Entre los años 1902-1940, período en el cúal entran a Cuba las compañías americanas y las migraciones blancas, la tenencia de tierras de los negros, decreció significativamente y para 1953, habían más de 200,000 precaristas y aparceros, la mayoría de los cuales eran negros.
La época republicana, por ello, no resolvió este problema. A pesar de que, entre las clases trabajadoras, el racismo era más escondido, en las clases ricas era una verdadera pandemia, sismosis de la rampante discriminación racial en EE:UU.
La situación habitacional de los negros era la expresión más depravada de esta discriminación. Ellos eran la mayoría de los pobladores de los barrios marginales, como Las Yaguas en La Habana, La Manzana de Gómez, Chicharrones, Mejiquito en Santiago de Cuba.
Los negros cubanos tuvieron que luchar muy duro para alcanzar, en los años 50, un nivel de vida mejor en las ciudades. Eran una minoría, pero se hicieron profesionales, técnicos, obreros especializados, y muchos llegaron a formar parte de la clase media cubana.
A pesar de que la Constitución de 1940 prohibía cualquier tipo de discriminación racial, en la práctica, era papel mojado. Los grandes clubes y hoteles lujosos, eran para blancos. Los negros tuvieron que crear sus propios clubes y salones.
La figura paradigmática de Antonio Maceo estaba en todas partes. Su imagen era idolatrada por millones de cubanos como “El Titán de Bronce”.
Pero ese mensaje no caló lo suficiente en la psicología y los caracteres más profundos del alma cubana. Y esa, es una asignatura pendiente, de honor y justicia histórica, que tiene por delante el bellísimo pueblo de mi isla.
Fidel Castro les dio casas, alguna tierra, educación y salud. En el próximo capítulo de esta historia, veremos el precio que tuvieron que pagar.
No es con migajas que se resuelve este problema, de importancia capital para la Nación de Maceo, Martí y Gómez.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
No voy a bordar este asunto desde el punto de vista político. Es demasiado serio, demasiado complejo y tan sumamente importante para la nación cubana, que se necesitan las herramientas de la sociología, la antropología, etnografía, la historia, las estadísticas y otros métodos científicos, para comprenderlo, y buscarle soluciones apremiantes y definitivas. Trataré de acercarme al tema, en varios artículos.
La Premio nobel sudafricana Nadime Gordimer, el ex Presidente de ese país, Nelson Mandela, el actor norteamericano Danny Glover, el Pastor Lucius Walker y otras luminarias negras del jet set internacional apoyan al dictador cubano, y visitan a menudo la isla.
No se cansan de loar al vetusto dictadorzuelo antillano. Desde luego, los que le atienden en la Nomenklatura, no le hablan de los Mandelas cubanos. No conocen a Pelletier, Vladimiro Roca, Jorge Luis García Pérez (Antúnez), Dr. Oscar E. Bisset, Guillermo Fariñas y otros cientos. No saben que en las inmundas pocilgas de las ergástulas cubanas, se pudren de enfermedades miles de Maceos y que, cada día, el movimiento disidente cubano crece con cientos de jóvenes negros.
En sus lujosas visitas a Cuba, no se dan cuenta que la Policía de La Habana – y en todo el país – sólo detienen, registran y le piden identificación, a los jóvenes negros
Tampoco se les ocurre preguntarse por qué el 90% de los “privilegiados huespedes” de las cárceles cubanas, son negros.
No tienen idea, ni se preguntan, porqué el profundo problema racial en Cuba, fue dejado fuera de la agenda del Gobierno durante los últimos 48 años y, sólo en los últimos dos años, se han emprendido estudios serios sobre un tema tan complejo y tan importante para la nación cubana, una nación orgullosamente mestiza.
¿Conoce el Sr. Danny Glover a Celia Cruz? ¿Conoce lo que le pasó cuando se murieron sus padres en Cuba y F. Castro, su adorado líder, le prohibió entrar en el país, para decirle el último adios a sus seres amados ?
Pero, no son sólo estas celebridades las que callan. Los novísimos instrumentos de los comunistas y la izquierda internacional, las ONG, han callado durante todo este tiempo, los depravados abusos contra la población negra y mestiza cubanas.
¿Será que el racismo de la “izquierda” es un racismo Bienvenido?
Hagamos un poco de historia.
El racismo contra los negros en Cuba proviene de su condición de esclavos. La esclavitud fue la base económica, sociopsicológica e ideológica para la marginalización de la población negra en Cuba y América.
El campanazo de La Demajagua en 1868, la libertad de los esclavos y su casi masiva incorporación al Ejercito Libertador en su lucha contra España, no bastó para eliminar las degradantes prácticas racistas de la sociedad cubana de la colonia. Tampoco lo fueron las fogosas predicas de José Martí, quien dijo que “Cubano es más que blanco y más que negro”
La existencia de más de 14 generales negros, dentro de ellos la emblemática figura de Antonio Maceo y su familia, tampoco terminó esas manifestaciones.
Pero, algo se estaba moviendo desde 1790. Entre esta fecha y 1880 se estaba produciendo un extraordinario proceso de fusión del alma cubana: el mestizaje cultural, una imparable eclosión de la más profunda naturaleza del ser cubano, que tendría sus tempranas manifestaciones, en la música de Manuel Corona, Sindo Garay, los Matamoros y otros ejemplares de la Trova clásica de la isla.
A ese raigal fenómeno de la nación cubana, su más célebre sabio, Fernando Ortiz, le dio el nombre de tranculturación. El autor del “Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar” señalaba lo siguiente:
“Entendemos que el vocablo transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una cultura, que es lo que en rigor indica la voz anglo-americana aculturación, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse neoculturación.” (Ortiz, 1978:96).
En 1898, la intervención armada de EE:UU y la firma del Tratado de París, desvirtuaron y segaron los causes de una verdadera integración nacional. Las tierras y propiedades de los cubanos incorporados al Ejército Mambí, que se habían repartido a los españoles, no fueron devueltas y los empresarios norteamericanos, ni cortos ni perezosos, se adueñaron de miles de caballerías de las mejores tierras e invirtieron en todos los sectores de la economía nacional. Resultado del saqueo: los verdaderos ganadores de la larga guerra del pueblo de Cuba contra España, fueron… los españoles y los pieles rojas del Norte.
La mayoría de los generales mambises y la totalidad de los negros combatientes, se quedaron fuera del reparto. Ese es el genuino y verdadero fundamento, del racismo que vendría en plena época republicana, una verdadera afrenta contra la dignidad de todo el pueblo de Cuba.
Según Dominga González Suárez “en 1899 existían un total de 14,339 fincas cuyos propietarios eran personas de color. Estas fincas abarcaban 2,935,07 caballerías. El tamaño promedio de las fincas era de 0,2 caballerías, correspondiéndole a cada habitante de color de las zonas rurales 0,008 caballerías.
Mientras, había un total de 43,635 fincas de propietarios blancos, con un área total de 23,007,47 caballerías. El tamaño de las fincas era de 0,53 caballerías, lo que representaba más del doble que el de los de color. A cada habitante blanco de las zonas rurales les correspondía 0,031 caballerías, que es cuatro veces más que lo correspondiente a los de color” ( La discriminación racial en el campo cubano. Universidad de Granada. España. 2004)
Las procupaciones del Gobierno cubano – sobre todo a partir del alzamiento de los negros en 1912 - aceleró la inmigración de españoles y otras personas blancas, para “blanquear” a Cuba, pues para 1899, el 32,1 de la población era negra.
La introducción de decenas de miles de braceros antillanos – Haití, Jamaica, Curazao y otras islas – para trabajar en las cosechas azucareras y otros trabajos agrícolas, incrementó el número de precaristas y aparceros y redujo la tasa de propiedad correspondiente a los negros en el campo cubano. Creció la marginalidad y la discriminación racial contra los negros. Ningún otro grupo racial en Cuba, enfrentó tal discriminación.
Entre los años 1902-1940, período en el cúal entran a Cuba las compañías americanas y las migraciones blancas, la tenencia de tierras de los negros, decreció significativamente y para 1953, habían más de 200,000 precaristas y aparceros, la mayoría de los cuales eran negros.
La época republicana, por ello, no resolvió este problema. A pesar de que, entre las clases trabajadoras, el racismo era más escondido, en las clases ricas era una verdadera pandemia, sismosis de la rampante discriminación racial en EE:UU.
La situación habitacional de los negros era la expresión más depravada de esta discriminación. Ellos eran la mayoría de los pobladores de los barrios marginales, como Las Yaguas en La Habana, La Manzana de Gómez, Chicharrones, Mejiquito en Santiago de Cuba.
Los negros cubanos tuvieron que luchar muy duro para alcanzar, en los años 50, un nivel de vida mejor en las ciudades. Eran una minoría, pero se hicieron profesionales, técnicos, obreros especializados, y muchos llegaron a formar parte de la clase media cubana.
A pesar de que la Constitución de 1940 prohibía cualquier tipo de discriminación racial, en la práctica, era papel mojado. Los grandes clubes y hoteles lujosos, eran para blancos. Los negros tuvieron que crear sus propios clubes y salones.
La figura paradigmática de Antonio Maceo estaba en todas partes. Su imagen era idolatrada por millones de cubanos como “El Titán de Bronce”.
Pero ese mensaje no caló lo suficiente en la psicología y los caracteres más profundos del alma cubana. Y esa, es una asignatura pendiente, de honor y justicia histórica, que tiene por delante el bellísimo pueblo de mi isla.
Fidel Castro les dio casas, alguna tierra, educación y salud. En el próximo capítulo de esta historia, veremos el precio que tuvieron que pagar.
No es con migajas que se resuelve este problema, de importancia capital para la Nación de Maceo, Martí y Gómez.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
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