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miércoles, 8 de agosto de 2007
EL DIÁLOGO: SORDOS A LA FUERZA
EL DIÁLOGO: SORDOS A LA FUERZA
He leído un artículo en El Nuevo Herald sobre el diálogo con las autoridades cubanas.
Basado en el diálogo europeo entre cristianos y marxistas en Salzburgo y en lo que escribió el sindicalista francés Jean Goss-Mayr de ''descubrir la verdad del adversario' y en “el amor”, el autor considera factible un diálogo con la cúpula militar cubana.
En varios artículos anteriores, he hablado de la imposibilidad de un diálogo con el régimen totalitario cubano y he explicado los motivos de esa negativa. Desde los años ochenta han surgido miles de disidentes políticos en Cuba, agrupados en cientos de organizaciones y grupos, unos más conocidos que otros. Ellos han hecho sistemáticas propuestas de diálogo y han presentado iniciativas como el Proyecto Varela.
La respuesta del gobierno ha sido más represión y terror. Más cárcel para los disidentes. Más actos de repudios. Más violencia. Más insultos y ofensas contra aquellos que tienen otra visión de Cuba.
No creo que haya en Cuba una organización disidente que no quiera el diálogo. Creo que es la posición del Arco Progresista, de Todos Unidos, del MCL, de la Asamblea para promover la sociedad civil y de otros grupos.
La Iglesia cubana ha llamado al diálogo, tambien basado en el hecho de que “el amor todo lo puede”. En relación a ese llamado, escribí el artículo “La iglesia, ¿diálogo sin presión?”, donde dije:
“Su llamado al diálogo y al entendimiento, sólo puede tener frutos a través de la mayor presión por parte de la sociedad civil de nuestro país y de su extrordinario exilio. La cúpula comunista cubana no ha entendido este mensaje nunca. Si ahora, en las postrimerías del régimen, quieren sentarse a la mesa, sería algo a considerar por el pueblo y no por sus victimarios.
Si una nueva generación de cubanos, que incluya a su disidencia y al exilio, forman el gobierno de la República de Cuba, entonces se abrirán las grandes alamedas y todos los puentes para un diálogo en paz y democracia.
La Disidencia y el Exilio abren sus puertas.”
La Nomenklatura comunista tiene su propia estrategia para mantenerse en el poder. Y esa estrategia es “la verdad del adversario”. Dentro de sus planes, no entra ni la disidencia ni el exilio. Prefieren un diálogo con los EE:UU y con la Unión Europea, donde ellos puedan imponer sus condiciones.
“Esa estrategia está encaminada al logro de los siguientes objetivos:
- Mantener a los actuales gobernantes en el poder y dueños de las riquezas del país.
- Ilegitimizar a la disidencia, la oposición y al exilio cubano y dejarla completamente fuera de las grandes decisiones del futuro.
- Una política de “Borrón y cuenta nueva” dirigida por la cúpula militar, para evitar la justicia y reírse de las victimas de este medio siglo de desverguenza, humillaciones y violaciones contra la sociedad cubana.
La ubicación de los altos mandos de las FAR y el MINIT en las corporaciones y empresas mixtas con capital extranjero, les aseguraría a la Nomenklatura comunista, las riquezas de todo el país, con una nueva clase empresarial y millonaria, respaldada por la estructura militar, policíaca y de inteligencia. Sería una combinación ruso-china de modelo, manejada por mafias armadas y con todo el poder, que apoyarían a los Castro y sus cómplices, para mantener las palancas del poder, con solo simples cambios cosméticos.”
No puede haber diálogo desconociendo a las fuerzas opositoras internas ni al exilio. No puede haber diálogo con una agenda impuesta por la cúpula militar. Si eso ocurriera, a los grupos opositores sólo le quedará el camino de la desobediencia civil y la oposición permanente a esos planes.
Si eso ocurriera, serán las empresas extranjeras, el primer blanco de esa desobediencia, así como las instituciones incubadoras de la represión y el terror.
Es el pueblo cubano quien tiene que sentar las condiciones y la agenda del diálogo. Mientras se mantenga la actual actitud de miedo de la sociedad cubana, la dictadura comunista continuará en el poder, sobre la base de la violencia y el terror y no serán posible negociaciones civilizadas, para lograr salir de la tragedia actual de nuestro país.
La dictadura militar-comunista esta sorda a los reclamos de diálogos con la oposición y el exilio. Está sorda por necesidad. La embestida brutal y sanguinaria de los años sesenta y setenta, con miles de fusilamientos, cientos de miles de encarcelados y exiliados, han abierto una herida dificil de cerrar en el pueblo de Cuba. El miedo de la cúpula cubana, a ser llevada a la justicia nacional e internacional, paraliza cualquier iniciativa de diálogo.
Pero el mensaje de la disidencia y el exilio es positivo: no habrá venganza. Habrán juicios con todas las garantías procesales para aquellos que tengan que responder a la justicia. Se sabe que, la mayoría de los que participaron en esos crimenes y grandes violaciones de los derechos civiles y políticos durante esa época, son en la actualidad ancianos y eso se tendrá en cuenta. Nada deben temer. No habrá pena de muerte. Se abrirá un proceso de reconciliación nacional, para cerrar ese trágico capítulo de nuestra historia.
El futuro será la mejor opción al pasado. Centrar la atención en la reconstrucción del país debe ser nuestra tarea central y no el odio o la venganza.
Si el Gobierno cubano se abre a esta posibilidad, sin condiciones ni agendas preconcebidas, la respuesta de la disidencia y el exilio será positiva. ¡Bienvenido un diálogo de esa naturaleza!
Por encima de nuestras heridas, está el futuro de la nación cubana. No hay nada más importante que eso.
¡Ojala que el miedo del gobierno y del pueblo, desaparezca y se abran los caminos a una solución decente y civilizada de nuestros actuales problemas!
Nadie, absolutamente nadie de la Oposición o el Exilio, quieren una solución sangrienta.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
He leído un artículo en El Nuevo Herald sobre el diálogo con las autoridades cubanas.
Basado en el diálogo europeo entre cristianos y marxistas en Salzburgo y en lo que escribió el sindicalista francés Jean Goss-Mayr de ''descubrir la verdad del adversario' y en “el amor”, el autor considera factible un diálogo con la cúpula militar cubana.
En varios artículos anteriores, he hablado de la imposibilidad de un diálogo con el régimen totalitario cubano y he explicado los motivos de esa negativa. Desde los años ochenta han surgido miles de disidentes políticos en Cuba, agrupados en cientos de organizaciones y grupos, unos más conocidos que otros. Ellos han hecho sistemáticas propuestas de diálogo y han presentado iniciativas como el Proyecto Varela.
La respuesta del gobierno ha sido más represión y terror. Más cárcel para los disidentes. Más actos de repudios. Más violencia. Más insultos y ofensas contra aquellos que tienen otra visión de Cuba.
No creo que haya en Cuba una organización disidente que no quiera el diálogo. Creo que es la posición del Arco Progresista, de Todos Unidos, del MCL, de la Asamblea para promover la sociedad civil y de otros grupos.
La Iglesia cubana ha llamado al diálogo, tambien basado en el hecho de que “el amor todo lo puede”. En relación a ese llamado, escribí el artículo “La iglesia, ¿diálogo sin presión?”, donde dije:
“Su llamado al diálogo y al entendimiento, sólo puede tener frutos a través de la mayor presión por parte de la sociedad civil de nuestro país y de su extrordinario exilio. La cúpula comunista cubana no ha entendido este mensaje nunca. Si ahora, en las postrimerías del régimen, quieren sentarse a la mesa, sería algo a considerar por el pueblo y no por sus victimarios.
Si una nueva generación de cubanos, que incluya a su disidencia y al exilio, forman el gobierno de la República de Cuba, entonces se abrirán las grandes alamedas y todos los puentes para un diálogo en paz y democracia.
La Disidencia y el Exilio abren sus puertas.”
La Nomenklatura comunista tiene su propia estrategia para mantenerse en el poder. Y esa estrategia es “la verdad del adversario”. Dentro de sus planes, no entra ni la disidencia ni el exilio. Prefieren un diálogo con los EE:UU y con la Unión Europea, donde ellos puedan imponer sus condiciones.
“Esa estrategia está encaminada al logro de los siguientes objetivos:
- Mantener a los actuales gobernantes en el poder y dueños de las riquezas del país.
- Ilegitimizar a la disidencia, la oposición y al exilio cubano y dejarla completamente fuera de las grandes decisiones del futuro.
- Una política de “Borrón y cuenta nueva” dirigida por la cúpula militar, para evitar la justicia y reírse de las victimas de este medio siglo de desverguenza, humillaciones y violaciones contra la sociedad cubana.
La ubicación de los altos mandos de las FAR y el MINIT en las corporaciones y empresas mixtas con capital extranjero, les aseguraría a la Nomenklatura comunista, las riquezas de todo el país, con una nueva clase empresarial y millonaria, respaldada por la estructura militar, policíaca y de inteligencia. Sería una combinación ruso-china de modelo, manejada por mafias armadas y con todo el poder, que apoyarían a los Castro y sus cómplices, para mantener las palancas del poder, con solo simples cambios cosméticos.”
No puede haber diálogo desconociendo a las fuerzas opositoras internas ni al exilio. No puede haber diálogo con una agenda impuesta por la cúpula militar. Si eso ocurriera, a los grupos opositores sólo le quedará el camino de la desobediencia civil y la oposición permanente a esos planes.
Si eso ocurriera, serán las empresas extranjeras, el primer blanco de esa desobediencia, así como las instituciones incubadoras de la represión y el terror.
Es el pueblo cubano quien tiene que sentar las condiciones y la agenda del diálogo. Mientras se mantenga la actual actitud de miedo de la sociedad cubana, la dictadura comunista continuará en el poder, sobre la base de la violencia y el terror y no serán posible negociaciones civilizadas, para lograr salir de la tragedia actual de nuestro país.
La dictadura militar-comunista esta sorda a los reclamos de diálogos con la oposición y el exilio. Está sorda por necesidad. La embestida brutal y sanguinaria de los años sesenta y setenta, con miles de fusilamientos, cientos de miles de encarcelados y exiliados, han abierto una herida dificil de cerrar en el pueblo de Cuba. El miedo de la cúpula cubana, a ser llevada a la justicia nacional e internacional, paraliza cualquier iniciativa de diálogo.
Pero el mensaje de la disidencia y el exilio es positivo: no habrá venganza. Habrán juicios con todas las garantías procesales para aquellos que tengan que responder a la justicia. Se sabe que, la mayoría de los que participaron en esos crimenes y grandes violaciones de los derechos civiles y políticos durante esa época, son en la actualidad ancianos y eso se tendrá en cuenta. Nada deben temer. No habrá pena de muerte. Se abrirá un proceso de reconciliación nacional, para cerrar ese trágico capítulo de nuestra historia.
El futuro será la mejor opción al pasado. Centrar la atención en la reconstrucción del país debe ser nuestra tarea central y no el odio o la venganza.
Si el Gobierno cubano se abre a esta posibilidad, sin condiciones ni agendas preconcebidas, la respuesta de la disidencia y el exilio será positiva. ¡Bienvenido un diálogo de esa naturaleza!
Por encima de nuestras heridas, está el futuro de la nación cubana. No hay nada más importante que eso.
¡Ojala que el miedo del gobierno y del pueblo, desaparezca y se abran los caminos a una solución decente y civilizada de nuestros actuales problemas!
Nadie, absolutamente nadie de la Oposición o el Exilio, quieren una solución sangrienta.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
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