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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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lunes, 7 de mayo de 2007
ALEJAMIENTOS Y CERCANÍAS
La objetividad no es una propiedad de los odios. Los odios son caminos sin regreso.
Le doy gracias a la vida de ser un poeta. Eso me aleja del bien y del mal. Quiero decir que Tagore es tan importante para mi como Mozart. O Lecuona como Pasternak.
El destierro y la cultura del hombre, me transformaron de cubano a cosmopolita. Mi patria es el amor por la humanidad. Lo único que me duele de Cuba es el mar, Pacito Flor y todo lo demás.
He hablado de Fidel Castro con todas las herramientas de la oratoria política. Le he llamado con todos los nombres que se me han ocurrido.
No creo que tenga la objetividad para valorar su aporte a Cuba y América Latina. La cercanía y las diferencias de pensamiento, pueden ser un valladar para la valoración del historiador. Por eso, quiero ser comedido y alejado en este artículo.
¿Cúal ha sido el aporte de este hombre a Cuba y a la América Latina?
¿Qué es lo rescatable de su posición ante el mundo, cuando ya se está muriendo?
Para Cuba – lo he dicho en otros artículos – el castrismo es una lección inolvidable. Una lección que nos hacía falta: lo perdimos todo, absolutamente todo. Y no se valoran las cosas, hasta que no se pierden. Su mensaje de justicia social, quedó destrozado con su práctica totalitaria y dictatorial.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la isla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la ísla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Somos reos con licencia extra penal, que se dejan robar, dondequiera que estemos. Somos el hazmereir del mundo: unos mariquitas y cobardes, que ruegan exilio hasta en Haití. Ni la ONU ni Amnistía Internacional nos hacen caso.
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
La objetividad no es una propiedad de los odios. Los odios son caminos sin regreso.
Le doy gracias a la vida de ser un poéta. Eso me aleja del bien y del mal. Quiero decir que Tagore es tan importante para mi como Mozart. O Lecuona como Pasternak.
El destierro y la cultura del hombre, me transformaron de cubano a cosmopólita. Mi patria es el amor por la humanidad. Lo único que me duele de Cuba es el mar, Pacito Flor y todo lo demás.
He hablado de Fidel Castro con todas las herramientas de la oratoria política. Le he llamado con todos los nombres que se me han ocurrido.
No creo que tenga la objetividad para valorar su aporte a Cuba y América Latina. La cercanía y las diferencias de pensamiento, pueden ser un valladar para la valoración del historiador. Por eso, quiero ser comedido y alejado en este artículo.
¿Cúal ha sido el aporte de este hombre a Cuba y a la América Latina?
¿Qué es lo rescatable de su posición ante el mundo, cuando ya se está muriendo?
Para Cuba – lo he dicho en otros artículos – el castrismo es una lección inolvidable. Una lección que nos hacía falta: lo perdimos todo, absolutamente todo. Y no se valoran las cosas, hasta que no se pierden.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la ísla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Somos reos con licencia extra penal, que se dejan robar, dondequiera que estemos. Somos el hazmereir del mundo: unos mariquitas y cobardes, que ruegan exilio hasta en Haití. Ni la ONU ni Amnistía Internacional nos hacen caso.
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
Le doy gracias a la vida de ser un poeta. Eso me aleja del bien y del mal. Quiero decir que Tagore es tan importante para mi como Mozart. O Lecuona como Pasternak.
El destierro y la cultura del hombre, me transformaron de cubano a cosmopolita. Mi patria es el amor por la humanidad. Lo único que me duele de Cuba es el mar, Pacito Flor y todo lo demás.
He hablado de Fidel Castro con todas las herramientas de la oratoria política. Le he llamado con todos los nombres que se me han ocurrido.
No creo que tenga la objetividad para valorar su aporte a Cuba y América Latina. La cercanía y las diferencias de pensamiento, pueden ser un valladar para la valoración del historiador. Por eso, quiero ser comedido y alejado en este artículo.
¿Cúal ha sido el aporte de este hombre a Cuba y a la América Latina?
¿Qué es lo rescatable de su posición ante el mundo, cuando ya se está muriendo?
Para Cuba – lo he dicho en otros artículos – el castrismo es una lección inolvidable. Una lección que nos hacía falta: lo perdimos todo, absolutamente todo. Y no se valoran las cosas, hasta que no se pierden. Su mensaje de justicia social, quedó destrozado con su práctica totalitaria y dictatorial.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la isla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la ísla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Somos reos con licencia extra penal, que se dejan robar, dondequiera que estemos. Somos el hazmereir del mundo: unos mariquitas y cobardes, que ruegan exilio hasta en Haití. Ni la ONU ni Amnistía Internacional nos hacen caso.
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
La objetividad no es una propiedad de los odios. Los odios son caminos sin regreso.
Le doy gracias a la vida de ser un poéta. Eso me aleja del bien y del mal. Quiero decir que Tagore es tan importante para mi como Mozart. O Lecuona como Pasternak.
El destierro y la cultura del hombre, me transformaron de cubano a cosmopólita. Mi patria es el amor por la humanidad. Lo único que me duele de Cuba es el mar, Pacito Flor y todo lo demás.
He hablado de Fidel Castro con todas las herramientas de la oratoria política. Le he llamado con todos los nombres que se me han ocurrido.
No creo que tenga la objetividad para valorar su aporte a Cuba y América Latina. La cercanía y las diferencias de pensamiento, pueden ser un valladar para la valoración del historiador. Por eso, quiero ser comedido y alejado en este artículo.
¿Cúal ha sido el aporte de este hombre a Cuba y a la América Latina?
¿Qué es lo rescatable de su posición ante el mundo, cuando ya se está muriendo?
Para Cuba – lo he dicho en otros artículos – el castrismo es una lección inolvidable. Una lección que nos hacía falta: lo perdimos todo, absolutamente todo. Y no se valoran las cosas, hasta que no se pierden.
La apatía del cubano solo es comparable a su ignorancia. Fidel Castro nos ha dado patadas por todas partes, como nadie. Nos ha humillado como nadie. Nos ha destrozado la familia, la moral, la honestidad y la laboriosidad, como nadie. Nos ha hecho un pueblo de prostitutas, ladrones y gente corrupta. Y, a pesar de todo eso, los cubanos van allí, a que les robe y le siga humillando, sin ningún tipo de escrúpulos. Y los de la ísla, hambreados y casi muertos, salen a desfilar con banderitas y cantos de apoyo, a quien les oprime y les desprecia. Los maneja como una turba sanguinaria y los lanza contra lo único, lo único que queda en Cuba de altivez, honor y orgullo: los opositores y disidentes
Somos reos con licencia extra penal, que se dejan robar, dondequiera que estemos. Somos el hazmereir del mundo: unos mariquitas y cobardes, que ruegan exilio hasta en Haití. Ni la ONU ni Amnistía Internacional nos hacen caso.
Menos mal que los mambises están bien muertos. No tuvieron la oportunidad de ver, en qué se han convertido los ciudadanos por quienes lucharon treinta años. La rabia y la decepción los hubieran matado peor que las balas españolas.
Pero, como decía José Martí, cuando hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que tienen el decoro de muchos hombres. Y esos hombres siguen luchando por todos. Llevan en sí, las ansias de libertad de todo un pueblo.
Lo que nos deja Fidel Castro es una verdadera pesadilla. Una lección para no olvidar jamás.
Para América Latina Fidel Castro le deja un discurso antiamericano violento e imcompasivo. Su discurso trata de convertir a los que luchan por la justicia social, en frías y selectivas máquinas de matar. Les deja las banderas del odio. El odio como factor de lucha.
Pero no deja los mensajes de la inteligencia y la sabiduría, que son los mensajes que nuestra América necesita.
Para ser antiamericano, no se necesita ser castrista o comunista. La propia posición norteamericana, sus políticas proteccionistas y discriminatorias, la violencia y prepotencia imperial contra países del sub continente y la invasión desmedida de los intereses de EE:UU en la región, se han encargado de crear ese sentimiento.
El modelo que los EE:UU han impuesto a la región es insostenible y cada día tiene nuevos enemigos.
Dos son los acercamientos a la presencia norteamericana en América Latina. Uno es el enfoque castrista, con Hugo Chávez como portavoz. Es el enfoque de la violencia, las guerrillas y los enfrentamientos amenazantes contra la gran potencia. Es un enfoque emocional y utópico. Está envuelto en la visión romántica de David contra Goliat, Cuba y Fidel Castro contra el Imperialismo yankee.
Ese enfoque está en bancarrota. Los castro-chavistas y su mensaje de violencia, está condenado de antemano. Minorías violentas siempre las habrán, pero sus fundamentos político-ideológicos han fracasado.
El otro enfoque viene de Chile y Brasil: un acercamiento socialista constructivo e inteligente. Se fundamenta en la economía de mercado con justicia social. Aprovechar el comercio, las inversiones y los ingresos generados, para desarrollar la infraestructura de servicios para la sociedad. Sin sobresaltos ni demagogias fanfarronas. Sin el estruendo emocional y gestual de Castro o Chávez. Esa corriente va ganando adeptos y seguirá creciendo.
El mensaje del castrismo para Cuba será inolvidable: nos deja un país en ruina material y espiritual. Una debacle de proporciones nunca vista.
El mensaje para América Latina está desfasado y caduco. Las guerrillas en Guatemala, El Salvador, Perú, Nicaragua, Colombia y otras naciones, lo único que han generado es destrucción, muerte, masivos desplazamientos humanos y mucha, mucha miseria.
Los violentos antiamericanos y antiglobalizadores, se están quedando solos. Esos jóvenes encapuchados y desesperados, manejados como marionetas, por partidos y organizaciones violentas, no tienen futuro.
Frente a la pobreza y la desesperación de América Latina, el camino es la inteligencia y la sabiduría. Gobiernos decentes. Estabilidad y justicia social. Políticas económicas que generen riquezas. Dominio nacional de los recursos naturales, en función del desarrollo interno. Uniones y asociaciones económicas, financieras y mercantiles regionales. Eliminación de barreras arancelarias. Sistema monetario integrado. Solución pacífica de los conflictos. Guerra abierta a la miseria, la pobreza y la ignorancia
Ese es el camino.
Si Europa, con decenas de diferentes lenguas y culturas lo está logrando, cómo una región, con una mayoritaria lengua véhicular y la otra muy cercana; con idiosincracia y culturas similares, no lo va a lograr.
Se necesitan hombres y pueblos con fe e inteligencia. Mientras se piense que todos los males nos vienen de Estados Unidos, no avanzaremos. Somos principalmente nosotros, los responsables de nuestro atraso y nuestras desventuras. La miseria intelectual nos derrumba la perspectiva y la fuerza.
Desde Bolivar y José Martí, estamos esperando por una América unida, desarrollada y fuerte.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
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