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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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martes, 14 de agosto de 2007
EL LEGADO DEL RENCOR Y LA VILEZA
El Dictador Perpetuo de Cuba ha cumplido 81 años sin los suntuosos festejos que le hubieran acompañado, si no estuviera de cara a cara con la muerte, que trato de evitar toda su vida.
Su legado – si es que deja alguno - se ubica entre un feroz rencor y una nauseabunda vileza.
Durante sus últimos cincuenta años, manejó a la ex República de Cuba, como una finca particular. Un feudo donde actuó con la más absoluta impunidad, asesinando, encarcelando y exiliando a millones de personas, sin una palabra de arrepentimiento por todo lo que hizo.
Morirá en algún lugar de La Habana, escondido como una rata, sin que la justicia lograra alcanzarle.
Deja al país en la tragedia más grande de su historia: un colapso extraordinario de su economía, de la política, de la etica, de la justicia, de sus instituciones y, a un pueblo hundido en la incertidumbre, el odio y la desesperanza.
Ni la comunidad internacional, ni las democracias de América Latina lograron nunca reconocer el conflicto interno de Cuba, entre la sociedad cubana y este gobierno fascista, manejado por una de las mafias más poderosas del continente.
Una mafia armada, violenta y asesina que ha violado todos los derechos, reconocidos en la Carta de Naciones Unidas desde 1948.
Esa mafia armada, generó en Cuba decenas de miles de asesinados, decenas de miles de desaparecidos en el mar, cientos de miles de prisioneros políticos y cerca del 30% de la población cubana – entre originales y descendientes – fuera del suelo que les vio nacer, divididos de sus familias, en uno de los éxodos más populosos de la historia moderna.
Esa misma mafia armada y violenta, produjo decenas de miles de muertos en América Latina, creando, financiando, entrenando y armando las guerrillas, sustentadas en las ideas del odio como factor de lucha, del carnicero de La Cabaña, Ernesto Guevara y de Fidel Castro.
Esa mafia manejó los recursos financieros y las riquezas del país, a su antojo y con toda impunidad, sin transparencia y sin dar cuenta de sus actos a la sociedad cubana, a quien le negaron y ocultaron todos los manejos inescrupulosos de los fondos que le pertenecían, y por los cuales había trabajado afanosamente y dado millones de horas de trabajo voluntario, en las zafras azucareras, en la agricultura y en otros sectores de la economía cubana, para el bienestar de todo el país.
Fidel Castro deja la más brutal y enajenante estela de injusticias y violaciones de derechos humanos, civiles y políticos que se conoce en la historia de Cuba. Considerando a los ciudadanos cubanos como propiedad y servidores del Estado y no al Estado como servidor de la sociedad cubana, se han cometido inimaginables injusticias y crímenes contra el pueblo.
Esa mafia ha dejado como legado también, la más aberrante historia del presidio político cubano. Son cientos de miles de opositores que desde el triunfo armado del Dictador, han pasado por el infierno de las cárceles cubanas, sometidos a todo tipo de humillaciones, vejaciones, palizas y asesinatos, sin que el pueblo supiera de estos desmanes.
Ese mismo plan macabro se llevó contra las guerrillas del Escambray y contra los campesinos que les apoyaron, a quienes sacaron de sus tierras y les enviaron a la ciudad –cárcel de Sandino, en Pinar del Río.
A esos prisoneros políticos los mantuvieron con peligrosos presos comunes, y los mantienen aún, sin ninguna atención a las leyes internacionales. Jamás ese gobierno rencoroso y brutal les ha reconocido como prisioneros políticos. Sus familias – esposas, madres, hijos - han sido vejadas, maltratadas y humilladas, como parte de ese plan maquiavélico de exterminio de toda oposición contra la demoníaca impunidad del poder.
Ahora, han soltado – porque no quieren el escándalo internacional de dejarlo morir en la cárcel – a uno de los más emblemáticos luchadores de Cuba, Francisco Chaviano, presidente del Consejo de Derechos Civiles de Cuba, que declaró en una entrevista teléfonica con La Voz de Galicia:
-La prisión en Cuba es el infierno. He tenido momentos más malos y otros peores. Quizá el peor fuera después de la detención de diez espías cubanos en Estados Unidos (1998). Entonces el régimen tomó represalias y arremetió contra mí. Estuve diez meses sin salir de una celda. Pasé dos años sin visitas de ningún tipo y cuatro sin visitas conyugales. Tardé cinco en pisar el exterior de mi celda.
- He cumplido mi sanción y es increíble que se hayan demorado tanto en soltarme. Según la ley, ya tenía que estar en libertad provisional desde mayo. Sólo me faltan siete meses para cumplir el total de mi condena. Si me dejaron salir es, seguramente, por mis problemas de salud, en el corazón y sobre todo en el pulmón, donde tengo un tumor. No querían que muriera en la cárcel. Mis 13 años en prisión, que hayan esperado hasta ahora para liberarme, sólo prueban el rencor inagotable del régimen. (Ver La Nueva Cuba)
Sólo el odio más despiadado y una vileza infrahumana, pueden haber producido la actual tragedia de nuestro pueblo. Ellos lo saben. Y como lo saben, han puesto cientos de millones de dólares a salvo, en las cuentas ocultas de los personeros de la dictadura, y están haciendo los arreglos para volar del país con toda impunidad.
Celia Guevara March, hija del Carnicero de La Cabaña, Ernesto “Che” Guevara, desde enero de este año, cinco meses después que el Dictador cayera en cama, solicitó la ciudadanía argentina para ella y para sus hijos. Ella intuye que está frente a acontecimientos inesperados, que pueden acabar con su vida y la de los suyos. Sabe que hay un volcán de odio que en cualquier momento estalla. Quien siembra vientos, recoge tempestades. Ellos mismos, sus padres y ellos, han sembrado esos odios. Han desmembrado y destrozado a la sociedad cubana. Una sociedad que ha vivido en la ilegalidad mientras los dirigentes, disfrutaban del poder.
Como ella, otros irán saliendo a la palestra pública, buscando sus nuevas ciudadanías en Galicia y en otros rincones del planeta.
Pero no son ellos, los únicos que ven la llegada de la hora del apocalipsis. Una militante del Partido Comunista, declaró al diario español “El Mundo” el pasado 12 de agosto: «Yo soy del partido, pero sé que la media de edad de los dirigentes es de 65 años; la gente joven no piensa así, por eso creo que no va haber continuidad y no veo otra solución más que la guerra»
No soy un hombre de odios ni tampoco quiero una guerra civil, con más sufrimientos para la sociedad cubana. Cincuenta años de odios y vilezas, de vejaciones e injusticias, de asesinatos y desaparecidos, de división de las familias y destrucción de casi todo nuestro patrimonio y riqueza nacionales, es más que suficiente para evitar venganzas y guerras.
El futuro es nuestra opción. Un futuro con justicia, paz, progreso y reconciliación nacional.
Los únicos que quizá quieran mantener el legado de odio del castrismo, son los actuales dirigentes del gobierno comunista. Ahí está la oposición, la disidencia y el exilio para conversaciones y negociaciones que conduzcan a la creación de un gobierno de transición en Cuba. Para reconstruir nuestro país y su sociedad, en un ambiente de sólidas y transparentes instituciones democráticas.
Si el actual gobierno, no actua en esa dirección, será responsable de los hechos de violencia y sangre que ocurran en Cuba.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
Su legado – si es que deja alguno - se ubica entre un feroz rencor y una nauseabunda vileza.
Durante sus últimos cincuenta años, manejó a la ex República de Cuba, como una finca particular. Un feudo donde actuó con la más absoluta impunidad, asesinando, encarcelando y exiliando a millones de personas, sin una palabra de arrepentimiento por todo lo que hizo.
Morirá en algún lugar de La Habana, escondido como una rata, sin que la justicia lograra alcanzarle.
Deja al país en la tragedia más grande de su historia: un colapso extraordinario de su economía, de la política, de la etica, de la justicia, de sus instituciones y, a un pueblo hundido en la incertidumbre, el odio y la desesperanza.
Ni la comunidad internacional, ni las democracias de América Latina lograron nunca reconocer el conflicto interno de Cuba, entre la sociedad cubana y este gobierno fascista, manejado por una de las mafias más poderosas del continente.
Una mafia armada, violenta y asesina que ha violado todos los derechos, reconocidos en la Carta de Naciones Unidas desde 1948.
Esa mafia armada, generó en Cuba decenas de miles de asesinados, decenas de miles de desaparecidos en el mar, cientos de miles de prisioneros políticos y cerca del 30% de la población cubana – entre originales y descendientes – fuera del suelo que les vio nacer, divididos de sus familias, en uno de los éxodos más populosos de la historia moderna.
Esa misma mafia armada y violenta, produjo decenas de miles de muertos en América Latina, creando, financiando, entrenando y armando las guerrillas, sustentadas en las ideas del odio como factor de lucha, del carnicero de La Cabaña, Ernesto Guevara y de Fidel Castro.
Esa mafia manejó los recursos financieros y las riquezas del país, a su antojo y con toda impunidad, sin transparencia y sin dar cuenta de sus actos a la sociedad cubana, a quien le negaron y ocultaron todos los manejos inescrupulosos de los fondos que le pertenecían, y por los cuales había trabajado afanosamente y dado millones de horas de trabajo voluntario, en las zafras azucareras, en la agricultura y en otros sectores de la economía cubana, para el bienestar de todo el país.
Fidel Castro deja la más brutal y enajenante estela de injusticias y violaciones de derechos humanos, civiles y políticos que se conoce en la historia de Cuba. Considerando a los ciudadanos cubanos como propiedad y servidores del Estado y no al Estado como servidor de la sociedad cubana, se han cometido inimaginables injusticias y crímenes contra el pueblo.
Esa mafia ha dejado como legado también, la más aberrante historia del presidio político cubano. Son cientos de miles de opositores que desde el triunfo armado del Dictador, han pasado por el infierno de las cárceles cubanas, sometidos a todo tipo de humillaciones, vejaciones, palizas y asesinatos, sin que el pueblo supiera de estos desmanes.
Ese mismo plan macabro se llevó contra las guerrillas del Escambray y contra los campesinos que les apoyaron, a quienes sacaron de sus tierras y les enviaron a la ciudad –cárcel de Sandino, en Pinar del Río.
A esos prisoneros políticos los mantuvieron con peligrosos presos comunes, y los mantienen aún, sin ninguna atención a las leyes internacionales. Jamás ese gobierno rencoroso y brutal les ha reconocido como prisioneros políticos. Sus familias – esposas, madres, hijos - han sido vejadas, maltratadas y humilladas, como parte de ese plan maquiavélico de exterminio de toda oposición contra la demoníaca impunidad del poder.
Ahora, han soltado – porque no quieren el escándalo internacional de dejarlo morir en la cárcel – a uno de los más emblemáticos luchadores de Cuba, Francisco Chaviano, presidente del Consejo de Derechos Civiles de Cuba, que declaró en una entrevista teléfonica con La Voz de Galicia:
-La prisión en Cuba es el infierno. He tenido momentos más malos y otros peores. Quizá el peor fuera después de la detención de diez espías cubanos en Estados Unidos (1998). Entonces el régimen tomó represalias y arremetió contra mí. Estuve diez meses sin salir de una celda. Pasé dos años sin visitas de ningún tipo y cuatro sin visitas conyugales. Tardé cinco en pisar el exterior de mi celda.
- He cumplido mi sanción y es increíble que se hayan demorado tanto en soltarme. Según la ley, ya tenía que estar en libertad provisional desde mayo. Sólo me faltan siete meses para cumplir el total de mi condena. Si me dejaron salir es, seguramente, por mis problemas de salud, en el corazón y sobre todo en el pulmón, donde tengo un tumor. No querían que muriera en la cárcel. Mis 13 años en prisión, que hayan esperado hasta ahora para liberarme, sólo prueban el rencor inagotable del régimen. (Ver La Nueva Cuba)
Sólo el odio más despiadado y una vileza infrahumana, pueden haber producido la actual tragedia de nuestro pueblo. Ellos lo saben. Y como lo saben, han puesto cientos de millones de dólares a salvo, en las cuentas ocultas de los personeros de la dictadura, y están haciendo los arreglos para volar del país con toda impunidad.
Celia Guevara March, hija del Carnicero de La Cabaña, Ernesto “Che” Guevara, desde enero de este año, cinco meses después que el Dictador cayera en cama, solicitó la ciudadanía argentina para ella y para sus hijos. Ella intuye que está frente a acontecimientos inesperados, que pueden acabar con su vida y la de los suyos. Sabe que hay un volcán de odio que en cualquier momento estalla. Quien siembra vientos, recoge tempestades. Ellos mismos, sus padres y ellos, han sembrado esos odios. Han desmembrado y destrozado a la sociedad cubana. Una sociedad que ha vivido en la ilegalidad mientras los dirigentes, disfrutaban del poder.
Como ella, otros irán saliendo a la palestra pública, buscando sus nuevas ciudadanías en Galicia y en otros rincones del planeta.
Pero no son ellos, los únicos que ven la llegada de la hora del apocalipsis. Una militante del Partido Comunista, declaró al diario español “El Mundo” el pasado 12 de agosto: «Yo soy del partido, pero sé que la media de edad de los dirigentes es de 65 años; la gente joven no piensa así, por eso creo que no va haber continuidad y no veo otra solución más que la guerra»
No soy un hombre de odios ni tampoco quiero una guerra civil, con más sufrimientos para la sociedad cubana. Cincuenta años de odios y vilezas, de vejaciones e injusticias, de asesinatos y desaparecidos, de división de las familias y destrucción de casi todo nuestro patrimonio y riqueza nacionales, es más que suficiente para evitar venganzas y guerras.
El futuro es nuestra opción. Un futuro con justicia, paz, progreso y reconciliación nacional.
Los únicos que quizá quieran mantener el legado de odio del castrismo, son los actuales dirigentes del gobierno comunista. Ahí está la oposición, la disidencia y el exilio para conversaciones y negociaciones que conduzcan a la creación de un gobierno de transición en Cuba. Para reconstruir nuestro país y su sociedad, en un ambiente de sólidas y transparentes instituciones democráticas.
Si el actual gobierno, no actua en esa dirección, será responsable de los hechos de violencia y sangre que ocurran en Cuba.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
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