Cayo Canas Island

No es mi propósito escribir sobre las tormentosas relaciones de Estados Unidos con Cuba desde 1805 hasta el presente.
Todo lo contrario. Quiero compartir con ustedes algunas ideas sobre el futuro de nuestros nexos.
Esta aproximación no deja de ser especulativa y controversial. A veces las ideas van por un camino y la realidad por otro. Pueden ser caminos que se bifurcan y no se encuentran nunca o, por el contrario, caminos que comienzan diferentes y luego se encuentran.
En política se imponen los acercamientos pragmáticos y realistas y no las disquisiciones filo-especulativas.
Pero mi papel como intelectual – al igual que otros pensadores que sufren y sienten la causa de Cuba – es tratar de crear una perspectiva cercana a la realidad. No soy Nostradamus. Nadie puede preveer el futuro con lujo de detalles. Se trata de formar una visión perspectiva, un marco teorético que nos permita encaminar nuestros pasos hacia el logro de los objetivos de nuestra lucha. El que mira solo su nariz, se queda ciego, da pasos en falso hacia un abismo predecible.
No es una tarea facil. Cuba es una de las realidades más complejas del continente. El ocaso de una dictadura impune e incambiable está cercano.
¿Qué queremos? ¿Cómo queremos que sea la Cuba del futuro? ¿Cómo queremos que sean las relaciones con nuestro poderoso y cercano vecino?
La base de cualquier análisis preliminar y la configuración de hipótesis pragmáticas, tiene que partir de la dramática realidad económica, política y social de la isla.

¿Cúal es esa dramática realidad?

Ante todo, tenemos ante nosotros una estructura económica completamente atrasada y disfuncional, cuya inefectividad productiva ha alcanzado el punto de no retorno. La irracionalidad económica de las políticas castristas, han creado un verdadero caos económico y social en el país.
El análisis por sectores económicos nos brinda información más que suficiente, sobre el calamitoso estado de la economía.
En menos de medio siglo, sobre la base de altísimas tasas de acumulación, se produjo un cambio tecnológico casi completo, de la superestructura industrial de todos los sectores: de la tecnología occidental a la de Europa del Este, técnicamente atrasada y obsoleta.
¿Cuánto se necesita para occidentalizar y modernizar esa estructura ósea de la economía cubana? Por cálculos conservadores, necesitaremos más de 100 billones de dólares. En 10 años – porque tenemos un atraso enorme con respecto a las economías de América y se están operando cambios vertiginosos en el mundo – necesitamos 10 mil millones anuales.

¿De dónde saldrán esos recursos?

El segundo aspecto se refiere a las inversiones sociales. Según las propias autoridades actuales, solo en el campo de la vivienda, se necesitan 40 mil millones en 10 años, para cubrir las demandas de reparación y construcción.
Las demandas en telefonía, carreteras, víales, educación, salud pública, seguridad social y otros rubros del bienestar, se llevarán otras decenas de miles de millones

¿De dónde saldrá ese dinero?

La Deuda Externa del país, es la más alta en términos percapitas. Cada niño cubano debe, antes de nacer, $4,000 dólares al mundo exterior. Son 20 mil millones a Rusia y unos 15 mil millones al mundo occidental y Asia.

¿De dónde saldrán esos recursos para pagar hasta el último centavo de esa deuda?

Cuba está en una completa y atroz bancarrota. Nuestra vulnerabilidad económica, política y social, no tiene parangón en América Latina, si se exceptúa a Haiti. Estamos atados de pies y manos frente a las apetencias de Estados Unidos y otras grandes potencias.
Tres medidas internacionales nos pueden ayudar mucho: la cancelación de la mayor parte de esa deuda, la recogida de fondos financieros para ayudar a la reconstrucción de Cuba y la concesión de créditos blandos con formas ventajosas de pago. Solo debo recordar, que casi todas esas ayudas tienen sus coletillas. Vienen en combo.

¿Podrán los empresarios cubanos en el exterior movilizar sus excedentes financieros para hacer negocios en su país de orígen?
¿Apoyará un gobierno democrático a los cubanos de la isla, con créditos blandos y ventajas fiscales para crear un poderoso sistema de empresas privadas?

Particularmente, ese es mi sueño: los cubanos dueños de las principales riquezas de la isla. Sin embargo, no creo que sus recursos alcancen para todas las necesidades del país. La apertura para la inversión extranjera, será una obligatoria realidad.
La cercanía con Estados Unidos es una hecho geográfico, económico y político. Para ambos, existen enormes ventajas comparativas.
¿Querrá volver nuestro país a la dependencia geopolítica con EE:UU o buscará un encuentro cercano del tercer tipo? Quiero decir, no la relación con la República semi colonial, ni la tormentosa relación con la Cuba castrista, sino una relación con una República decente, democrática y respetada.

¿Será posible una cercana relación sin dependencia económica, comercial, financiera y política?
A Cuba le hace falta un tipo de intercambio balanceado con el mundo. Mantener y fortalecer las relaciones con Canada, Europa, China, Japón, Brasil, Argentina, México y otros paises. Le hace falta inversiones de esos países. Eso será esencial para mantener nuestra independencia y soberanía.

Predecir un posible curso de acción y acercarnos a los deseos más apremiantes de nuestro pueblo, es nuestra tarea. Pero los caminos del futuro son impredecibles.

Una cosa piensa el pájaro y otra el cazador.

Un abrazo.

Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.