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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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jueves, 7 de febrero de 2008
LA CRISIS DE LA IDEOLOGÍA EN CUBA
Los últimos acontecimientos en Cuba, protagonizados por los trabajadores y estudiantes, no pueden entenderse como otra cosa que una crisis de la ideología imperante.
Pero…¿en realidad existió una Ideología en Cuba?
Aunque sus voceros han hablado, escrito y propagandizado hasta el cansancio, que la ideología es el marxismo-leninismo, se trata, en realidad, de la cosmovisión de un hombre, Fidel Castro. Una visión totalmente distorsiona y adulterada en su propia conciencia, de los hechos.
Según C. Marx, “es el ser social lo que determina la conciencia social y no la conciencia la que determina al ser social”.
No se puede hablar del castrismo como ideología, sino como falsos presupuestos políticos de intelección de la realidad. Una intelección de la realidad falsa, amalgamada por la historia personal de este hombre, sus indeglutidas lecturas y sus odios y prejuicios viscerales. Todo esto configuró un discurso de soluciones pre-establecidas, dógmatica, estática, de presupuestos irrefutables y excluyentes, que trató de ser único, a través – al principio - del proselitismo y el adoctrinamiento masivo e institucionalizado, y luego, por medio del terror y la represión más feroz. Maquiavelo se lo dijo al Principe: ármate para cuando no te crean.
Fidel Castro trató de imponer su conciencia a la propia realidad, alejado totalmente de los preceptos de su maestro, Marx.
Creo una interpretación totalitaria de nuestro país. Y fracasó estrepitosamente, incluso, con los llamados “hijos de la Revolución”, el Hombre Nuevo guevarista.
Ahora…¿por qué ese delirante fracaso?
Ante todo por el desconocimiento de F. Castro de nuestra propia historia y del pensamiento cubano, que nos viene de José de la Luz y Caballero, José A. Saco, Felix Varela, José Martí, Enrique J. Varona y otros. Desconocimiento de nuestras costumbres, ideosincracia, religiosidad, valores morales y conciencia cívica y ciudadana. Todo eso configuró la cosmovisión del cubano
Somos una sociedad, que siempre compartió los valores del mundo occidental, pero insatisfecha de los gobiernos, la justicia social y las prácticas corruptas de los gobernantes. Insatisfecha de una clase burguesa entregada a los intereses de los EE:UU. Insatisfecha de que esa clase mirara para otro lado, ante la pobreza y la miseria de segmentos muy vulnerables de la sociedad cubana. Insatisfecha de la discriminación racial y las prácticas políticas de las clases gobernantes.
Fue por eso que, inocentemente – basado en sus palabras en “La Historia me Absolverá” – el pueblo le siguió, sin pensar en la traición de este hombre, a sus propios postulados. Para él, era más importante hacerse una figura mundial, que trabajar por resolver todas esas insatisfacciones que he señalado, y las que su propio gobierno generó, en 50 años de despropósitos e irracionalidades.
La ideología del mundo occidental incluye un conjunto de fundamentos conceptuales acerca de la economía, las libertades, los derechos inalienables de las personas, la democracia, la religión, la justicia, la ley y el orden, las relaciones de los géneros, las formas de gobierno y otras.
Esta ideología tiene la suficiente flexibilidad, para permitir las tendencias ideológicas liberales, neoliberales, conservadoras, socialdemócratas, cristianas y hasta comunistas. Cada una es un tipo de acercamiento especial a la realidad que las configura. Pero todas – si se excluye a la comunista – comparten el grueso de los valores esenciales del hemisferio occidental.
El pensamiento único castro-guevarista, totalitario en su propia naturaleza y prácticas políticas, ha fracasado de manera rotunda. Lo demuestran los miles de opositores y disidentes, las protestas de los trabajadores y estudiantes, los síntomas del rechazo en las elecciones y, las manifestaciones de delincuencia y violencia juveniles que se han destapado en Cuba en los últimos 18 meses.
Se manifiesta también en las asambleas de vecinos, donde se han planteado las enormes insatisfacciones de la población. En las asambleas de los intelectuales ante el próximo Congreso de la gubernamental UNEAC. En la deserción de decenas de artistas y deportistas y, en los miles de balseros que salen cada mes del país.
En las canciones de los grupos de rock y hip hop, cada vez más abiertas y virulentas.
Y se vislumbra en las manifestaciones de Abel Prieto, Silvio Rodriguez, Mariela Castro, Pablo Milanés, personeros de la Nomenklatura, protestando o manifestando criterios jamás oidos en el país, excepto por la heróica disidencia cubana.
Este es el momento del descalabro total del discurso castrista, de su práctica represiva, totalitaria y excluyente.
Yo quiero flexibilizar mi posición. No quiero ser excluyente ni sectario. Creo que deben ser bienvenidos todos aquellos – que no tienen las manos manchadas de sangre - que aprovechen este momento, para criticar la insanidad totalitaria y busquen otros acercamientos, para la transformación pacífica de nuestro país, siempre que esto incluya el reconocimiento de la disidencia, la liberación de los presos políticos, y a los millones que vivimos desterrados, cuyos derechos nos han sido conculcados.
Lo real, es el fracaso del discurso y la impunidad castrista. Lo real es el definitivo despertar de nuestra nación.
Y eso es imparable. No hay otras opciones que la aceptación de la necesidad de los cambios radicales, que exige y demanda la sociedad cubana.
Todas estas manifestaciones, esta catársis colectiva, son los prolegómenos de lo que se avecina. No porque esos cambios sean generados por la actual dirigencia, incapaz de realizarlas, sino, por las cada vez más creciente protestas y demandas del pueblo cubano.
Cuba tiene suficientes y extraordinarias personalidades en la disidencia y el exilio, para llevar a cabo esas transformaciones radicales.
Yo estoy absolutamente convencido que, así será.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
Pero…¿en realidad existió una Ideología en Cuba?
Aunque sus voceros han hablado, escrito y propagandizado hasta el cansancio, que la ideología es el marxismo-leninismo, se trata, en realidad, de la cosmovisión de un hombre, Fidel Castro. Una visión totalmente distorsiona y adulterada en su propia conciencia, de los hechos.
Según C. Marx, “es el ser social lo que determina la conciencia social y no la conciencia la que determina al ser social”.
No se puede hablar del castrismo como ideología, sino como falsos presupuestos políticos de intelección de la realidad. Una intelección de la realidad falsa, amalgamada por la historia personal de este hombre, sus indeglutidas lecturas y sus odios y prejuicios viscerales. Todo esto configuró un discurso de soluciones pre-establecidas, dógmatica, estática, de presupuestos irrefutables y excluyentes, que trató de ser único, a través – al principio - del proselitismo y el adoctrinamiento masivo e institucionalizado, y luego, por medio del terror y la represión más feroz. Maquiavelo se lo dijo al Principe: ármate para cuando no te crean.
Fidel Castro trató de imponer su conciencia a la propia realidad, alejado totalmente de los preceptos de su maestro, Marx.
Creo una interpretación totalitaria de nuestro país. Y fracasó estrepitosamente, incluso, con los llamados “hijos de la Revolución”, el Hombre Nuevo guevarista.
Ahora…¿por qué ese delirante fracaso?
Ante todo por el desconocimiento de F. Castro de nuestra propia historia y del pensamiento cubano, que nos viene de José de la Luz y Caballero, José A. Saco, Felix Varela, José Martí, Enrique J. Varona y otros. Desconocimiento de nuestras costumbres, ideosincracia, religiosidad, valores morales y conciencia cívica y ciudadana. Todo eso configuró la cosmovisión del cubano
Somos una sociedad, que siempre compartió los valores del mundo occidental, pero insatisfecha de los gobiernos, la justicia social y las prácticas corruptas de los gobernantes. Insatisfecha de una clase burguesa entregada a los intereses de los EE:UU. Insatisfecha de que esa clase mirara para otro lado, ante la pobreza y la miseria de segmentos muy vulnerables de la sociedad cubana. Insatisfecha de la discriminación racial y las prácticas políticas de las clases gobernantes.
Fue por eso que, inocentemente – basado en sus palabras en “La Historia me Absolverá” – el pueblo le siguió, sin pensar en la traición de este hombre, a sus propios postulados. Para él, era más importante hacerse una figura mundial, que trabajar por resolver todas esas insatisfacciones que he señalado, y las que su propio gobierno generó, en 50 años de despropósitos e irracionalidades.
La ideología del mundo occidental incluye un conjunto de fundamentos conceptuales acerca de la economía, las libertades, los derechos inalienables de las personas, la democracia, la religión, la justicia, la ley y el orden, las relaciones de los géneros, las formas de gobierno y otras.
Esta ideología tiene la suficiente flexibilidad, para permitir las tendencias ideológicas liberales, neoliberales, conservadoras, socialdemócratas, cristianas y hasta comunistas. Cada una es un tipo de acercamiento especial a la realidad que las configura. Pero todas – si se excluye a la comunista – comparten el grueso de los valores esenciales del hemisferio occidental.
El pensamiento único castro-guevarista, totalitario en su propia naturaleza y prácticas políticas, ha fracasado de manera rotunda. Lo demuestran los miles de opositores y disidentes, las protestas de los trabajadores y estudiantes, los síntomas del rechazo en las elecciones y, las manifestaciones de delincuencia y violencia juveniles que se han destapado en Cuba en los últimos 18 meses.
Se manifiesta también en las asambleas de vecinos, donde se han planteado las enormes insatisfacciones de la población. En las asambleas de los intelectuales ante el próximo Congreso de la gubernamental UNEAC. En la deserción de decenas de artistas y deportistas y, en los miles de balseros que salen cada mes del país.
En las canciones de los grupos de rock y hip hop, cada vez más abiertas y virulentas.
Y se vislumbra en las manifestaciones de Abel Prieto, Silvio Rodriguez, Mariela Castro, Pablo Milanés, personeros de la Nomenklatura, protestando o manifestando criterios jamás oidos en el país, excepto por la heróica disidencia cubana.
Este es el momento del descalabro total del discurso castrista, de su práctica represiva, totalitaria y excluyente.
Yo quiero flexibilizar mi posición. No quiero ser excluyente ni sectario. Creo que deben ser bienvenidos todos aquellos – que no tienen las manos manchadas de sangre - que aprovechen este momento, para criticar la insanidad totalitaria y busquen otros acercamientos, para la transformación pacífica de nuestro país, siempre que esto incluya el reconocimiento de la disidencia, la liberación de los presos políticos, y a los millones que vivimos desterrados, cuyos derechos nos han sido conculcados.
Lo real, es el fracaso del discurso y la impunidad castrista. Lo real es el definitivo despertar de nuestra nación.
Y eso es imparable. No hay otras opciones que la aceptación de la necesidad de los cambios radicales, que exige y demanda la sociedad cubana.
Todas estas manifestaciones, esta catársis colectiva, son los prolegómenos de lo que se avecina. No porque esos cambios sean generados por la actual dirigencia, incapaz de realizarlas, sino, por las cada vez más creciente protestas y demandas del pueblo cubano.
Cuba tiene suficientes y extraordinarias personalidades en la disidencia y el exilio, para llevar a cabo esas transformaciones radicales.
Yo estoy absolutamente convencido que, así será.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá
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