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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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miércoles, 9 de mayo de 2007
VENEZUELA: INGRESOS-GASTOS= DÉFICIT FISCAL
Los discursos del Presidente de Venezuela son cada vez más contradictorios y le hacen daño a esa querida nación, tan cercana a los cubanos.
Mientras enarbola un furibundo antiamericanismo y antiimperialismo, Chávez tiene como un importante socio comercial a los Estados Unidos. Por otra parte, a la vez que dispara un discurso antiempresarial y anticapitalista, llama a que los empresarios incrementen las inversiones.
Lo único que pueden generar esas posiciones incendiarias, son la contracción de las inversiones extranjeras y la salida de los capitales nacionales.
Las inversiones necesitan de un ambiente de estabilidad social, constitucional, jurídica y política. Los capitales son, por naturaleza, asustadizos y peregrinos. Esos mensajes de Chávez son cada vez más inoportunos e irresponsables.
No pongo en cuestión la necesidad de Venezuela de cambiar las reglas del juego en lo referido a su derecho inalienable, de controlar las riquezas nacionales.
Frente a esto, sólo tengo dos observaciones: ¿Se hará con la gradualidad y la inteligencia necesaria, para no alienar las inversiones nacionales y extranjeras que tanto se necesitan, en un mundo cada vez más globalizado? ¿Se redistribuirán los altos ingresos de esas riquezas, en el bienestar de todos los venezolanos?
Es muy difícil creer que se hará de esa forma.
Enarbolar las banderas de un nuevo “Socialismo” y seleccionar a un mentor como Fidel Castro, configura la no credibilidad y el total desprestigio de la idea.
Hace unos días, una querida amiga mía, me regaló un libro que estoy tratando de leer. Se llama “Three Nights in Havana”, de Robert Wrigth. Trata sobre la relación de Pierre Trudeau y Fidel Castro. Aquí se narra la visita del líder cubano en 1959, a Montreal y Estados Unidos, donde se entrevistó con Richard M. Nixon. En un memorandum del encuentro, Nixon escribe que… “my guess is the former and I have already implied (that) his ideas as to how to run the government or an economy are less developed than those of almost any world figure I have met” (Pág. 26)
Esa impression de Mr. Nixon, coincide con 48 años de destrucción de la economía cubana y un manejo dictatorial y personal del gobierno, que nos ha llevado a la encrucijada actual.
Fidel Castro estructuró un sistema comunista, al peor estilo stalinista. Una brutal y sangrienta dictadura unipersonal, que ha hundido las esperanzas y aspiraciones del pueblo de Cuba. Su dirección económica estuvo en función de sus ideas políticas, de golpe por golpe con los EE:UU, sin ninguna conducta racional detrás de ese risible boxeo entre David y Goliat.
Si sigue los consejos irracionales de su desprestigiado mentor, hará trizas la economía venezolana y a su sociedad.
Y creo que los está siguiendo.
Chávez – como F. Castro – quiere ser un líder continental y mundial. El petróleo es su carta de presentación. De acuerdo con los medios de prensa hay un estudio preparado por los economistas, donde el gasto anunciado para el exterior es de $39,000 millones mientras que lo prometido en inversiones en Venezuela es $20,900 millones. Uno de los anuncios de inversión que causó mayor curiosidad a los analistas se relaciona con proyectos conjuntos de Venezuela e Irán, que suman $17 mil millones, según cifras del propio gobierno.
Eso mismo hizo su mentor y se quedó con una mano delante y otra detrás.
De momento, los informes del Banco Central de Venezuela muestran un crecimiento del PIB del 10,3 % para 2006. Durante 13 trimestres consecutivos, se ha producido un crecimiento promedio del 12.9 %. No sólo crece el sector petrolero, sino las otras actividades económicas, resultado de una creciente demanda y los gastos sociales del gobierno.
Hay problemas con la producción y la productividad nacional. Para compensar el problema de la baja producción el gobierno del presidente Hugo Chávez ha estimulado las importaciones, lo que llevó el promedio anual de las compras externas del país de $17,000 millones a $32,000 millones el año pasado
En un artículo para FOCALPOINT, Miguel A. Santos escribe:
“Algunos alimentos básicos tales como la leche, el pollo, el queso, el café y el azúcar siguen escaseando, tanto en supermercados como en MERCAL, la red pública de distribución de alimentos.
Que una vez más se haya impuesto el pragmatismo está lejos de significar que Venezuela está en buen camino. El gobierno continúa incrementando el gasto público, muy por encima del crecimiento en el ingreso petrolero, lo que ha resultado en déficit fiscal siete de los ocho años de gestión de Chávez. La inversión privada, paralizada por el virulento discurso antiempresarial y por la inseguridad jurídica, se mantiene en niveles mínimos. Luego de ocho años de incrementos sostenidos de la demanda por la vía del gasto público, el aparato productivo venezolano ya se encuentra funcionando a plena capacidad. Esto pone al gobierno ante la incómoda elección entre más inflación o más importaciones. Pero la política de incrementar el consumo a través de importaciones tiene sus límites. Por un lado, las liquidaciones de divisas a tasa oficial se aproximan al total obtenido a través de las exportaciones petroleras. Por el otro, las importaciones baratas ayudan a combatir la inflación, pero tienen efectos devastadores sobre el empleo”. (Chávez: Entre el romanticismo y el pragmatismo. Miguel Ángel Santos. FOCALPOINT. Mayo 2007)
El gasto público y las inversiones estatales no pueden producir déficit fiscales contínuos. Ya pasó en Cuba. Durante casi medio siglo los déficit fiscales fueron estadísticas permanentes. La inflación fue galopante. El efecto se hizo sentir como un huracán, en el valor del dinero. La paridad monetaria del peso cubano era uno a uno con el dólar americano. Hoy, es de 26 pesos por un dólar. Y sigue hundiéndose, a pesar de las medidas del Banco Nacional y los sistemáticos incrementos de precios.
El efecto dominó se siente en toda la economía. Los salarios se devalúan, decrece la estimulación económica, baja la productividad y la producción nacional. Y viene el desastre económico. Y social. Porque esa política se vuelve su contrario: de momento mejora las condiciones sociales, pero, cuando se pasan los límites, destrozan los propios programas sociales.
Si a la vaca lechera - la Ubre Blanca - de Chávez, se le secan las tetas, se acabó el "Socialismo del Siglo XXI"
Chavez sigue con las nacionalizaciones. Ahora el turno le toca a Sidor. Y amenazó con nacionalizar los bancos privados.
En otras esferas, hay denuncias de violaciones de los derechos humanos y el gobierno fue demandado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por agresiones a periodistas de las cadenas de televisión venezolanas Radio Caracas Television (RCTV) y Globovisión.
Mi madre siempre me decía, que me cuidara de las malas compañías y, agregaba: Dime con quién andas y te diré quién eres.
Cuidado, Señor Chávez. No todo lo que brilla, es oro.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
Mientras enarbola un furibundo antiamericanismo y antiimperialismo, Chávez tiene como un importante socio comercial a los Estados Unidos. Por otra parte, a la vez que dispara un discurso antiempresarial y anticapitalista, llama a que los empresarios incrementen las inversiones.
Lo único que pueden generar esas posiciones incendiarias, son la contracción de las inversiones extranjeras y la salida de los capitales nacionales.
Las inversiones necesitan de un ambiente de estabilidad social, constitucional, jurídica y política. Los capitales son, por naturaleza, asustadizos y peregrinos. Esos mensajes de Chávez son cada vez más inoportunos e irresponsables.
No pongo en cuestión la necesidad de Venezuela de cambiar las reglas del juego en lo referido a su derecho inalienable, de controlar las riquezas nacionales.
Frente a esto, sólo tengo dos observaciones: ¿Se hará con la gradualidad y la inteligencia necesaria, para no alienar las inversiones nacionales y extranjeras que tanto se necesitan, en un mundo cada vez más globalizado? ¿Se redistribuirán los altos ingresos de esas riquezas, en el bienestar de todos los venezolanos?
Es muy difícil creer que se hará de esa forma.
Enarbolar las banderas de un nuevo “Socialismo” y seleccionar a un mentor como Fidel Castro, configura la no credibilidad y el total desprestigio de la idea.
Hace unos días, una querida amiga mía, me regaló un libro que estoy tratando de leer. Se llama “Three Nights in Havana”, de Robert Wrigth. Trata sobre la relación de Pierre Trudeau y Fidel Castro. Aquí se narra la visita del líder cubano en 1959, a Montreal y Estados Unidos, donde se entrevistó con Richard M. Nixon. En un memorandum del encuentro, Nixon escribe que… “my guess is the former and I have already implied (that) his ideas as to how to run the government or an economy are less developed than those of almost any world figure I have met” (Pág. 26)
Esa impression de Mr. Nixon, coincide con 48 años de destrucción de la economía cubana y un manejo dictatorial y personal del gobierno, que nos ha llevado a la encrucijada actual.
Fidel Castro estructuró un sistema comunista, al peor estilo stalinista. Una brutal y sangrienta dictadura unipersonal, que ha hundido las esperanzas y aspiraciones del pueblo de Cuba. Su dirección económica estuvo en función de sus ideas políticas, de golpe por golpe con los EE:UU, sin ninguna conducta racional detrás de ese risible boxeo entre David y Goliat.
Si sigue los consejos irracionales de su desprestigiado mentor, hará trizas la economía venezolana y a su sociedad.
Y creo que los está siguiendo.
Chávez – como F. Castro – quiere ser un líder continental y mundial. El petróleo es su carta de presentación. De acuerdo con los medios de prensa hay un estudio preparado por los economistas, donde el gasto anunciado para el exterior es de $39,000 millones mientras que lo prometido en inversiones en Venezuela es $20,900 millones. Uno de los anuncios de inversión que causó mayor curiosidad a los analistas se relaciona con proyectos conjuntos de Venezuela e Irán, que suman $17 mil millones, según cifras del propio gobierno.
Eso mismo hizo su mentor y se quedó con una mano delante y otra detrás.
De momento, los informes del Banco Central de Venezuela muestran un crecimiento del PIB del 10,3 % para 2006. Durante 13 trimestres consecutivos, se ha producido un crecimiento promedio del 12.9 %. No sólo crece el sector petrolero, sino las otras actividades económicas, resultado de una creciente demanda y los gastos sociales del gobierno.
Hay problemas con la producción y la productividad nacional. Para compensar el problema de la baja producción el gobierno del presidente Hugo Chávez ha estimulado las importaciones, lo que llevó el promedio anual de las compras externas del país de $17,000 millones a $32,000 millones el año pasado
En un artículo para FOCALPOINT, Miguel A. Santos escribe:
“Algunos alimentos básicos tales como la leche, el pollo, el queso, el café y el azúcar siguen escaseando, tanto en supermercados como en MERCAL, la red pública de distribución de alimentos.
Que una vez más se haya impuesto el pragmatismo está lejos de significar que Venezuela está en buen camino. El gobierno continúa incrementando el gasto público, muy por encima del crecimiento en el ingreso petrolero, lo que ha resultado en déficit fiscal siete de los ocho años de gestión de Chávez. La inversión privada, paralizada por el virulento discurso antiempresarial y por la inseguridad jurídica, se mantiene en niveles mínimos. Luego de ocho años de incrementos sostenidos de la demanda por la vía del gasto público, el aparato productivo venezolano ya se encuentra funcionando a plena capacidad. Esto pone al gobierno ante la incómoda elección entre más inflación o más importaciones. Pero la política de incrementar el consumo a través de importaciones tiene sus límites. Por un lado, las liquidaciones de divisas a tasa oficial se aproximan al total obtenido a través de las exportaciones petroleras. Por el otro, las importaciones baratas ayudan a combatir la inflación, pero tienen efectos devastadores sobre el empleo”. (Chávez: Entre el romanticismo y el pragmatismo. Miguel Ángel Santos. FOCALPOINT. Mayo 2007)
El gasto público y las inversiones estatales no pueden producir déficit fiscales contínuos. Ya pasó en Cuba. Durante casi medio siglo los déficit fiscales fueron estadísticas permanentes. La inflación fue galopante. El efecto se hizo sentir como un huracán, en el valor del dinero. La paridad monetaria del peso cubano era uno a uno con el dólar americano. Hoy, es de 26 pesos por un dólar. Y sigue hundiéndose, a pesar de las medidas del Banco Nacional y los sistemáticos incrementos de precios.
El efecto dominó se siente en toda la economía. Los salarios se devalúan, decrece la estimulación económica, baja la productividad y la producción nacional. Y viene el desastre económico. Y social. Porque esa política se vuelve su contrario: de momento mejora las condiciones sociales, pero, cuando se pasan los límites, destrozan los propios programas sociales.
Si a la vaca lechera - la Ubre Blanca - de Chávez, se le secan las tetas, se acabó el "Socialismo del Siglo XXI"
Chavez sigue con las nacionalizaciones. Ahora el turno le toca a Sidor. Y amenazó con nacionalizar los bancos privados.
En otras esferas, hay denuncias de violaciones de los derechos humanos y el gobierno fue demandado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por agresiones a periodistas de las cadenas de televisión venezolanas Radio Caracas Television (RCTV) y Globovisión.
Mi madre siempre me decía, que me cuidara de las malas compañías y, agregaba: Dime con quién andas y te diré quién eres.
Cuidado, Señor Chávez. No todo lo que brilla, es oro.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
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