Cayo Canas Island

Por Luis Tornés Aguililla. 31 de agosto de 2011.


La sublevación de los libios tiene como contexto geopolítico inmediato los derrumbes de los regímenes dictatoriales en Túnez y Egipto pero el fondo del asunto ha sido que el pueblo se cansó de vivir pisoteado por un clan de criminales .

Hubo una chispa inicial pero se cansaron todos, civiles y militares que durante 42 años no pudieron abrir la boca sin correr el riesgo de morir o de ir a las cárceles de Gadafi y aunque técnicamente hablando, ese tipo de « revolución » tiene sus propios recovecos discretos, tal parece que la pasión por la tierra y la voluntad del pueblo están logrando estirpar de Libia « El mal absoluto ».

Ahora descubrimos las fotos del lujo en que vivían los hijos y familiares del tirano. Muy lejos estamos de la imagen de « beduino austero » y de « padre de la patria » que el dictador pretendía dar al mundo. Ahora vemos que el hombre tenía ínfulas y caprichos de emperador romano sentado encima de una motivadora reserva petrolera y constatamos la complicidad de los presidentes de Venezuela y Siria con Gadafi mientras que Raúl Castro, alevoso como es, evita la verborrea pero comulga a oscuras con el « Guía » en fuga.

Y es que siempre hubo un eje estratégico entre el ya ahorcado Saddam, los Assad, Gadafi, los generales argelinos y Fidel. Fueron o son todos, lobos liberticidas de la misma camada cuya característica común y permanente habrá sido el sometimiento violento de sus respectivos pueblos.

El próximo 3 de septiembre comenzará la toma a fuego y metralla de Sirte, ciudad natal del tirano libio. Ojalá que sea la última batalla de esa guerra en la que han muerto miles de personas porque la palabra libertad les horadaba los oidos desde el mes de febrero. Esos libios murieron porque quisieron vivir libres.