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Asdrubal Caner

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Escritor y Poeta

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miércoles, 2 de abril de 2008

LAS REFORMAS QUE CUBA NECESITA

Ayer, el economista Omar Everleny, del Centro de Estudios de la Economía Cubana, en una entrevista con la BBC, planteó el proceso de descentralización, como una de las medidas importantes que se están acometiendo.

No dudo de la importancia de la descentralización de la economía cubana. El problema radica en cómo acometer ese proceso.

El hecho de que ahora los municipios tienen en sus manos la toma de decisiones sobre la agricultura, es totalmente insuficiente y carece de significado.

El señor Orlando Lugo Fonte, Presidente vitalicio de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) señaló que la entrega masiva de tierras, mejores precios y la descentralización, son el trípode central de la nueva reforma agraria de Raúl Castro.

Al parecer, la reforma radica en crear miles de minifundios de cinco caballerías, a partir de las tierras ociosas, mientras el gobierno mantiene en sus manos el 80% de las tierras, para lograr que grandes corporaciones hagan inversiones en esas propiedades del Estado. Eso está condenado al fracaso, y lo explicaré más adelante.

Si los mejores precios que dice el señor Lugo, se refieren al pago de la leche a los productores a $2.50 el litro, esto tendrá un efecto mínimo, si no se establece una moneda única. Los costos del manejo ganadero no pueden cubrirse con esos dos pesos y medio, ni los campesinos saldrán de su actual pobreza. Solo servirá para desestimular ese sector de la economía. Lo mismo ocurrirá en la producción de otros renglones como el café, tabaco, frutos menores, arroz, etc.

Si el actual gobierno no retoma el articulado de la I Reforma Agraria, que daba hasta 50 caballerías a los productores, nada se conseguirá. Solo una agricultura basada en empresas de tamaño medio - que puedan agruparse para la comercialización, así como la eliminación de intermediarios, y con manejo de recursos suficientes de fuentes privadas – podrá impulsar un desarrollo vertiginoso de la producción agrícola, para el consumo nacional y la exportación.

La entrega de hasta 50 caballerías de tierras en usufructo, y trabajadas de manera descentralizada e independiente, permitirá la recaudación de una masa considerable de impuestos para el Estado.

Eso si sería una verdadera reforma y descentralización agrícola.

La agricultura cubana necesita de una reforma radical y profunda. Ahí está el reto de la producción azucarera, destrozada por las absurdas y descabelladas ideas de F. Castro.

Lo mismo se puede decir para los otros sectores de la economía. Si el señor Raúl Castro piensa que, creando cuentapropistas se puede alcanzar los niveles productivos que necesita el consumo y los servicios nacionales, los cubanos tendrán que esperar por otros 300 años, para ver sus necesidades satisfechas.

La reforma radical entraña la eliminación o reducción de la propiedad estatal y la creación de empresas privadas, con una mínima intervención del gobierno, considerando esa intervención en el campo de la política fiscal, como base para la redistribución – no igualitaria, pero si solidaria – de la riqueza de nuestro país.

La reforma radical significa también la eliminación de la dirección y manejo vertical y burocrático de los precios. Que sea el mercado quien determine los precios en la economía. Cualquier economista en Cuba sabe que, el manejo subjetivo y burocratico de los precios, ha sido una de las causas principales del desastre de la economía cubana. No digo que el Estado no pueda intervenir en ciertas circunstancias, pero sólo en situaciones extremas. La ley del valor regula y decide los precios. Ningún hombre, por muy arrogante que sea, podrá echarse esa tarea en sus hombros, excepto que ese hombre se llame Fidel Castro. Miren el tamaño del fracaso de sus “geniales ideas”.

Si se quiere eliminar la extrema dependencia del comercio exterior y de las remesas petroleras del loco venezolano, hay que acometer una transformación completa de la economía nacional.

¿Se atreveran los actuales dirigentes de la isla a acometer esas medidas radicales?

Yo lo dudo. Pero, el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. Casi no les queda tiempo. Medidas cosméticas podrán calmar las furias por un tiempo. Pero un día, todo se va a volina.

Un abrazo.

Asdrúbal Caner Camejo

Economista. Ex Profesor de la Universidad

de Oriente.

Representante del PSC

en Canadá

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