Cayo Canas Island

En la Conferencia del ALBA, el golpista Hugo Chávez habló de una carta que había recibido del Dictador de Cuba. Según Chávez, el anciano déspota le hablaba del Che, de Mao, el elogio a las reformas en China y de otras cosas por el estilo. Una larga carta. Chávez dijo que el había entendido el mensaje de Castro: que el socialismo del Siglo XXI, debía adaptarse a las características del Siglo XXI.

Las palabras de Chávez fueron confusas y vagas. Un jeroglífico para las elucubraciones.

Para los que han estudiado el pensamiento y las acciones del Che Guevara y Mao Tse Tung en el campo económico, los elogios a las reformas económicas chinas por parte del anciano dictador, son unos campanazos que no se pueden pasar por alto.

Salta a la vista, que esa carta tiene un gato encerrado y no muy amistoso.

Toda la obra del Che y Mao son absolutamente contradictorias con las reformas económicas chinas. En los años sesenta, se produjo un gran cisma en la iglesia comunista: de una parte el maoísmo y del otro el pensamiento soviético. Los cubanos sabemos que el Che era un maoísta y un antisoviético, lo que, al final, le costó la vida, por su famoso discurso en Argel en 1964. El PCUS y la KGB le hicieron llegar un irritado mensaje a F. Castro, por las palabras del Che contra la URSS.
Cuando el Che llegó de su viaje, Castro le esperó en el Aeropuerto. Entraron a un salón y discutieron por 14 horas. La suerte del Che estaba echada. Congo, Bolivia y la muerte.

El Che Guevara fue el brazo ciego de F. Castro en la destrucción de la economía cubana. Hay un cuento o anécdota en Cuba que, en una reunión de la joven dirigencia cubana, el dictador antillano estaba buscando a alguien para Presidente del Banco Nacional de Cuba. Preguntó que quién era economista y, el Che oyó que quién era comunista y levantó el brazo. Entonces fue designado para esa posición en el banco, sin saber una jota de cuestiones económicas ni bancarias. Ahí no comenzó su carrera -25 de noviembre de 1959 – como sepulturero de la economía cubana. Había comenzado en La Cabaña, en las reuniones con Castro y el espía soviético Fabio Grobart, donde sellaron la suerte de la propiedad privada en nuestro país.

Las nacionalizaciones y confiscaciones de la propiedad privada – nacional y extranjera – en 1960, fueron impensadas e irracionales. Fueron una respuesta emocional y política a las actitudes de EE:UU y la burguesía cubana. Aquí es donde realmente comienza una desastrosa política que ha destruido el soporte material de la vida de los cubanos.
Comenzaron los inventos, los planes fracasados de Castro y todo el voluntarismo y la duplicidad en la dirección económica del país: el invento maoísta del Che – que fue el primero en visitar China – y el cálculo económico, implantado por miles de asesores soviéticos.
En realidad fue una pugna entre Mao y el PCUS.
En marzo 23 de 1961, el Ché es designado Ministro de Industrias, donde aplicó su Sistema Presupuestario de Financiamiento: una rígida y radical centralización de la economía industrial, donde desaparecían todas las categorías del mercado. Tal y como hicieron los Talibanes afganos contra las estatuas budistas, el Che le puso una bomba a la economía de la isla. Fue un verdadero Talibán de la economía cubana.
Después de su partida hacia la muerte, Castro le dio los últimos golpes de gracia a la estructura económica de Cuba: la lucha contra el burocratismo, que acabó con todos los controles económicos y la Ofensiva Revolucionaria de 1968, que nacionalizó los pocos residuos de propiedad privada. El 85% de las tierras y el 100% de todos los sectores económicos en las manos del Líder Máximo y sus incapaces seguidores.
Ese fue el real legado del Che.

Mientras tanto, en China, bajo la dirección del Gran Timonel Mao Tse Tung, el pueblo chino sufriría cosas similares y aún peores, hasta alcanzar el climax con la Revolución Cultural, un engrendro verdaderamente fascista. La economía china también estaba destrozada y moribunda.

Por eso, los elogios a las reformas económicas en China por parte de F. Castro, cogen de sorpresa a todo el mundo.

¿Sería esta la historia que le contaría Castro a Chavez? ¿Atacaría con real vesanía a sus antiguos contrincantes y le echaría toda la culpa del desastre cubano y chino, salvándose él de toda responsabilidad?

Después de esos elogios, la lógica deducción es la espera de profundas reformas en la economía cubana.
¿Habrá alcanzado F. Castro, después de su operación y el encuentro frente a frente con la muerte, el alto grado de la sabiduría china?

No tengo respuesta para eso. Tengo la duda como base de mi heterodoxia intelectual.
Para mí, es sumamente extraño, que 29 años después del experimento chino – con sus éxitos y fracasos – el dirigente cubano haga esas alabanzas. Durante ese tiempo, la ísla se ha cerrado sobre si misma. Ha creado una muralla impenetrable a cualquier cambio, que pueda poner los huesos de algunos, en la cárcel o frente a eventos aún peores.
Su encuentro con Wu Guanzheng, miembro del Comité Permanente del Buró Político del Partido Comunista Chino (PCCH), fue un mensaje subliminal y bien pensado.

Con 80 años y viendo la muerte más cerca que nunca, puedo imaginarme the stream of conscience. Es como un personaje de Fedor Dostoyevsky en Crímen y Castigo, en su última jugada estratégica: “ Como me moriré dentro de pronto,abriré las puertas de las reformas, pero dejaré que otros las hagan. Moriré como un revolucionario íncolume y ya nadie podrá juzgarme y fusilarme. Estaré bien muerto…!la peste al último!”

Creo que F. Castro ha alcanzado la sabiduría. Esta última jugada – debo confesarlo – ha sido genial
Quizá lo único bien pensado que ha hecho en su vida llena de fracasos.

Un abrazo

Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.