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Un sitio de reflexiones maduras, serenas y objetivas sobre la problemática de Cuba y su futuro posible. Puntos de vista sobre Literatura, Economía, Política, Sociedad, Historia y Cultura, así como sobre el exilio cubano en todo el mundo.
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lunes, 14 de mayo de 2007
CUBANECER: FICCIÓN O REALIDAD?
CUBANECER: FICCIÓN O REALIDAD?
Creo que hay circunstancias o estados circunstanciales tan inhumanos, que convierten al hombre en una bestia loca y peligrosa. Los estados de conflictos bélicos, la pobreza y la miseria rampante y los estados de terror y represión, pueden transformar a un ser humano, en un guiñapo grotesco y repugnante.
Debo decir que, mi vida académica como Profesor de una Universidad en Cuba, concentrado en su labor y en las investigaciones científicas, hicieron que no conociera los vericuetos y las transformaciones que se estaban operando en el pueblo cubano que yo conocía.
En los años 90, en que me prohibieron continuar con mis investigaciones sobre la industria azucarera, comencé a percibir al “otro” cubano, que se había creado como “el hombre nuevo”.
Una noche que estaba en las guardias obligatorias del CDR, mientras leía un libro, cerca de las dos de la mañana, pasaron un grupo de jovencitas. Eran estudiantes de la Escuela Formadora de Maestros de Versalles, que regresaban, al parecer, de una fiesta. La madrugada se llenó de obscenidades y gritos. Yo me quedé estupefacto. Y pensé para mis adentros: esas blasfemas asquerosas serán la maestra de mi hija.
No las culpé a ellas: eran el producto de unas circunstancias capaces de crear monstruos.
Imaginen esas escuelas en el campo, separados de la familia. O imaginen en las ciudades, con padres que no les podían atender, por el trabajo, las reuniones, los mitines, las guardias en el trabajo y en el vecindario, las práticas de las milicias o trabajos voluntarios los fines de semana. Es una verdadera vida de campamento militar, en permanente alarma de combate.
Esa fue una estrategia del gobierno: separar a los niños de la familia o hacer que todos los padres vivieran en peremne shock. No darles tiempo a pensar en la realidad. Y el alcohol el fin de semana, después de ese ajetreo inhumano, para continuar por mundos lejanos.
Antes de la caída de la URSS, abrieron las puertas del turismo, frente a una crisis que no ha terminado. ¿Qué podían hacer esos jóvenes sin una rígida formación moral, donde las indecencias públicas y privadas, constituían el pan nuestro de cada día? ¿Qué podían hacer sin cómida, transporte, diversiones sanas, con una televisión donde domina la propaganda ideológica, las batallas de ideas, las mesas redondas, y toda una parafernalia para dominar las mentes?
En Miami, una vez escuche que, los cubanos que llegaron antes de los noventa, no entendían el lenguaje de los cubanos que estaban arribando: el español se había convertido en el “epañol”, una jerga carcelaria y callejera, sin los perfumes de sus raíces hispanas. Una verdadera aberración, como para sentir bochorno.
Y no es solo eso: la falta de educación urbana, los comportamientos sociales groceros e indecentes, de mujeres y hombres. Y el sexo, como un deporte más popular que el beisbol.
El país se llenó de jineteras y jineteros para un sexo sin escrúpulo, desenfrenado y abyecto. Llegaron turistas de todas partes. Turismo sexual. Pedofilia. Homosexualismo sin recato.
El hambre, la desesperación, la segregación racial y social, y el aislamiento, han destrozado a la sociedad cubana y, principalmente, a sus mujeres. El propio Dictador dijo – sin ningún tipo de escrúpulos ni remordimientos - que eran las prostitutas más cultas del mundo. Por ese solo hecho, debía ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.
La sociedad cubana es cada vez más paranoica, violenta y desesperada.
Ahora mismo, hay una queja de una institución española, por un anuncio de turismo, que presenta a las mujeres cubanas, como mulatas prostitutas, en espera de turistas.
Todas estas reflexiones me vienen como dardos. Hace poco, he visto una película española, de título “Habanecer”. La Habana en el amanacer. No tengo palabras para expresar mi asco y mi bochorno como cubano. Pero, no es una ficción: es la realidad repugnante y canalla. No es solo en La Habana. Es toda Cuba. De ahí el título, Cubanecer.
Por eso es que los cubanos que viajan a la isla, todos dicen lo mismo: ese es otro país.
Han llevado a la isla más allá de la quiebra material. Es una quiebra de los valores más hermosos que nos dejaron nuestros abuelos y padres.
La reconstrucción económica y política, será un paseo, comparada con la reconstrucción ética y moral de nuestro pueblo. Ojalá que quienes la acometan, tengan la paciencia, la prudencia, la serenidad, la educación y el decoro para llevarla hasta su fin.
Rescatar todo el legado de la decencia y la cultura familiar, comunitaria y pública.
Reconstruir a las personas será una tarea de más de tres generaciones. Pero es la tarea más bella que tenemos por delante.
Un abrazo
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
Creo que hay circunstancias o estados circunstanciales tan inhumanos, que convierten al hombre en una bestia loca y peligrosa. Los estados de conflictos bélicos, la pobreza y la miseria rampante y los estados de terror y represión, pueden transformar a un ser humano, en un guiñapo grotesco y repugnante.
Debo decir que, mi vida académica como Profesor de una Universidad en Cuba, concentrado en su labor y en las investigaciones científicas, hicieron que no conociera los vericuetos y las transformaciones que se estaban operando en el pueblo cubano que yo conocía.
En los años 90, en que me prohibieron continuar con mis investigaciones sobre la industria azucarera, comencé a percibir al “otro” cubano, que se había creado como “el hombre nuevo”.
Una noche que estaba en las guardias obligatorias del CDR, mientras leía un libro, cerca de las dos de la mañana, pasaron un grupo de jovencitas. Eran estudiantes de la Escuela Formadora de Maestros de Versalles, que regresaban, al parecer, de una fiesta. La madrugada se llenó de obscenidades y gritos. Yo me quedé estupefacto. Y pensé para mis adentros: esas blasfemas asquerosas serán la maestra de mi hija.
No las culpé a ellas: eran el producto de unas circunstancias capaces de crear monstruos.
Imaginen esas escuelas en el campo, separados de la familia. O imaginen en las ciudades, con padres que no les podían atender, por el trabajo, las reuniones, los mitines, las guardias en el trabajo y en el vecindario, las práticas de las milicias o trabajos voluntarios los fines de semana. Es una verdadera vida de campamento militar, en permanente alarma de combate.
Esa fue una estrategia del gobierno: separar a los niños de la familia o hacer que todos los padres vivieran en peremne shock. No darles tiempo a pensar en la realidad. Y el alcohol el fin de semana, después de ese ajetreo inhumano, para continuar por mundos lejanos.
Antes de la caída de la URSS, abrieron las puertas del turismo, frente a una crisis que no ha terminado. ¿Qué podían hacer esos jóvenes sin una rígida formación moral, donde las indecencias públicas y privadas, constituían el pan nuestro de cada día? ¿Qué podían hacer sin cómida, transporte, diversiones sanas, con una televisión donde domina la propaganda ideológica, las batallas de ideas, las mesas redondas, y toda una parafernalia para dominar las mentes?
En Miami, una vez escuche que, los cubanos que llegaron antes de los noventa, no entendían el lenguaje de los cubanos que estaban arribando: el español se había convertido en el “epañol”, una jerga carcelaria y callejera, sin los perfumes de sus raíces hispanas. Una verdadera aberración, como para sentir bochorno.
Y no es solo eso: la falta de educación urbana, los comportamientos sociales groceros e indecentes, de mujeres y hombres. Y el sexo, como un deporte más popular que el beisbol.
El país se llenó de jineteras y jineteros para un sexo sin escrúpulo, desenfrenado y abyecto. Llegaron turistas de todas partes. Turismo sexual. Pedofilia. Homosexualismo sin recato.
El hambre, la desesperación, la segregación racial y social, y el aislamiento, han destrozado a la sociedad cubana y, principalmente, a sus mujeres. El propio Dictador dijo – sin ningún tipo de escrúpulos ni remordimientos - que eran las prostitutas más cultas del mundo. Por ese solo hecho, debía ser juzgado por crímenes de lesa humanidad.
La sociedad cubana es cada vez más paranoica, violenta y desesperada.
Ahora mismo, hay una queja de una institución española, por un anuncio de turismo, que presenta a las mujeres cubanas, como mulatas prostitutas, en espera de turistas.
Todas estas reflexiones me vienen como dardos. Hace poco, he visto una película española, de título “Habanecer”. La Habana en el amanacer. No tengo palabras para expresar mi asco y mi bochorno como cubano. Pero, no es una ficción: es la realidad repugnante y canalla. No es solo en La Habana. Es toda Cuba. De ahí el título, Cubanecer.
Por eso es que los cubanos que viajan a la isla, todos dicen lo mismo: ese es otro país.
Han llevado a la isla más allá de la quiebra material. Es una quiebra de los valores más hermosos que nos dejaron nuestros abuelos y padres.
La reconstrucción económica y política, será un paseo, comparada con la reconstrucción ética y moral de nuestro pueblo. Ojalá que quienes la acometan, tengan la paciencia, la prudencia, la serenidad, la educación y el decoro para llevarla hasta su fin.
Rescatar todo el legado de la decencia y la cultura familiar, comunitaria y pública.
Reconstruir a las personas será una tarea de más de tres generaciones. Pero es la tarea más bella que tenemos por delante.
Un abrazo
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
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